Las cosas pasan en nuestro querido Ecuador y en nuestro Quito, donde vivíamos tranquilos. Pero de un tiempo acá todo ha cambiado y con el problema del covid-19, no podemos ni protestar.
El alcalde que debe velar por nuestra seguridad y bienestar, es una vergüenza, es una vergüenza para nosotros los quiteños que siempre hemos tenido buenos alcaldes, de lujo se podría decir.
Ahora solo existe el abuso de cualquier manera, y me sorprenda que impongan normas de tránsito un día, y al día siguiente otras. Este Señor Abad que se ha eternizado en el cargo por tanto tiempo, juega con la paciencia de los quiteños, al cambiar de un día al otro las normas. Y claro muchos caen y son multados. ¿A donde va ese dinero?