Las concentraciones en espacios públicos por la campaña electoral han reunido a más de 80 000 personas, según el último monitoreo del ECU-911. La mayoría fue en Guayas, Pichincha y Manabí, donde sus sistemas de salud están al tope con enfermos graves por el virus.
Las aglomeraciones son un factor de alto riesgo para la propagación del covid-19, pero los políticos y sus líderes parecen no haberlo entendido y no están contribuyendo en la contención de la enfermedad.
Todos sabemos que tenemos un repunte de contagios desde inicios de este mes, luego de Navidad y Año Nuevo. Entonces, es necesario que los candidatos se hagan responsables de evitar más enfermos si dejan de lado las concentraciones. La campaña electoral se extenderá por 14 días más, antes de las elecciones del 7 de febrero; así que tienen dos semanas para ayudar en esta tarea.
Ese tiempo también es crucial para las autoridades municipales. Muchas decidieron no autorizar la apertura de bares, karaokes y otros establecimientos; las caminatas políticas y eventos que implican reuniones o concentración de muchas personas.
El Comité de Operaciones de Emergencia nacional (COE) pidió a los gobiernos locales que impidan ese tipo de actividades, hasta pasar el repunte. Sin embargo, hay municipios, por ejemplo, de las provincias de Tungurahua y Santo Domingo de los Tsáchilas, que dan su aprobación para abrir discotecas y bares. Ambas tienen colapsadas las unidades de cuidados intensivos por el aumento de los enfermos graves de coronavirus.
Después de la campaña y el día de las elecciones vendrá inmediatamente Carnaval, otra festividad que pudiera generar más aglomeraciones. Con razón, Juan Zapata, presidente del COE nacional, dice que en este momento hay que temerle más al comportamiento ciudadano que al mismo virus.
La responsabilidad que cada uno de nosotros asuma evitará una peor crisis. No esperemos que los municipios o las autoridades nos controlen para cumplir.