Todo parece un juego de palabras absurdo. Pero es verdad, Nicolás Maduro ahora no quiere que los venezolanos retornen a su paÃs.
El éxodo de venezolanos huyendo por hambre, falta de empleo y carencia grave de libertades fue noticia que marcó los últimos años de modo lacerante. Millones salieron fuera de sus fronteras.
Pero hoy, contrariamente a la responsabilidad que debiera tener un lÃder polÃtico, no quiere que sus paisanos vuelvan a entrar.
Nicolás Maduro ordena cerrar fronteras para sus propios con nacionales. Algo contra natura que violenta derechos de nuevo.
La gente se fue buscando trabajo, muchos lo consiguieron pero otros tuvieron que mendigar o cumplir tareas en el terreno de la informalidad y la total marginalidad.
La realidad es que la pandemia devastó a las economÃas de los paÃses vecinos que los acogieron y muchos de ellos prefieren volver a buscar un espacio con sus familias.
Pero el muro con el que se están encontrando los venezolanos que vuelven con todo su derecho es un paÃs en situación calamitosa, peor que aquel que dejaron.
La comida escasea y los programas de ayuda parecen una caridad pública ante la falta de sembrÃos de alimentos y tejido productivo. La gasolina era producto barato y se regalaba; hoy se cobra en dólares caros.
La Arabia de América ahora tiene que comprar petróleo a Irán para refinar ya que la obsolescencia de su tecnologÃa colapsó.
Diario El PaÃs, en su versión digital, titula asÃ: ‘Maduro redobla la ofensiva contra los migrantes que retornan por pasos ilegales en medio de la pandemia’.
‘Hay que dar dura batalla contra los trocheros’, dijo con arrogancia el dirigente revolucionario que controla los poderes públicos contra la voluntad de parte de su población.
Es una situación polÃtica al lÃmite pero hay que tomar en cuenta que Juan Guaidó, reconocido Presidente por decenas de paÃses, no ha podido reafirmarse. En Venezuela si que se reafirman la tiranÃa, el miedo y el hambre.