Vendedores ambulantes se toman las calles del sur del Quito para comercializar sus productos. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Al caminar por la intersección de la avenida Pedro Vicente Maldonado y Antonio Prieto de Guamaní, en el sur de Quito, lo primero que aparecen son cientos de comerciantes autónomos no regularizados que ocupan las aceras con toda clase de productos. En algunos tramos de esas vías, los peatones deben movilizarse por la calzada para no tropezar con la mercadería.
Zapatos, ropa, accesorios de celulares, maletas, juguetes, frutas y verduras se pueden encontrar a diferentes precios. Para Hugo Vique, morador y dirigente del barrio Nueva Aurora de Guamaní, caminar en ese sector es peligroso debido a que los transeúntes se exponen a ser atropellados por los automóviles y buses que se trasladan a exceso de velocidad.
Asegura que las ventas ambulantes son un problema constante ya que se toman las veredas y no respetan las vallas metálicas que la Policía Metropolitana instaló en la calle Julio Andrade. Esta es incluso utilizada por los autónomos para colgar las bolsas con alimentos. “Cuando hay operativos, los comerciantes se desaparecen y vuelven rápidamente a las aceras cuando se van las autoridades”, manifestó el dirigente.
A esto se suma que en horas de la tarde hay ventas de bolones, hamburguesas, salchipapas y arepas, lo cual también obstaculiza el paso de quienes viven en el sitio. Eso ocurre mientras los casos de covid-19 se incrementan de forma acelerada en Guamaní. Según datos del Municipio, desde el 7 hasta el 12 de julio se reportaron 129 contagios. En total en la parroquia existen 737 personas enfermas con covid-19.
En La Ecuatoriana ocurre lo mismo y hay preocupación porque se han reportado 368 contagios. Los vecinos se quejan de que no pueden caminar libremente en las veredas porque se encuentran con carros metálicos pequeños que llevan frutas y hortalizas. Nancy Rosas, presidenta del barrio, indicó que los sábados y domingos son los días en los que se reportan más comercio informal en los espacios públicos. “Llegan con vehículos y se ubican en las esquinas hasta la tarde. Hay un grupo de informales que ya tienen sus zonas definidas como si ya se las hubieran repartido anteriormente”.
Colocan baldes con papas, naranjas y verde. A veces incluso ocupan la vereda y la calzada al mismo tiempo. A su criterio, las aceras se han convertido en una especie de fruterías en las que se exhiben los alimentos al público. Solicita al Municipio de Quito que se reorganicen las ferias pequeñas en los barrios aledaños como Nuevos Horizontes y Manuelita Sáenz. Así se evitará las aglomeraciones en su barrio durante los fines de semana.
En la capital, la parroquia urbana más afectada por el coronavirus es Chillogallo con 882 casos. Allí, la avenida Mariscal Sucre es de alta concurrencia, principalmente de gente que instala sus puestos frente al mercado Las Cuadras. A las 10:45 de hoy, martes 14 de julio del 2020, había varias personas comprando pese a que los informales les dificultan el paso con sus canastas, baldes y costales. Nadie respetaba los distanciamientos, algunos ni siquiera se ponían las mascarillas.
En la intersección de la Mariscal Sucre y Matilde Álvarez, una niña caminaba entre los carros vendiendo mandarinas. A pocos metros, junto al semáforo, la observaba su madre que tenía más bolsas con esa fruta.
Los vecinos han identificado a camionetas que ocupan las veredas y obstaculizan la movilidad peatonal en el centro de la parroquia. Allí se venden huevos, pescado, pollos, mascarillas, guantes, naranjas y hortalizas. Para Ana Vargas, presidenta del barrio Chillogallo Histórico, las veredas de las calles Luis López, Manuel Coronado, Agustín Aguinaga y Joaquín Ruales han sido tomadas casi en su totalidad por el comercio autónomo no regularizado, formándose un cuadrado que traba la movilidad en el sector.
Considera que los operativos de control han sido insuficientes en la zona, pues luego quedan pocos agentes metropolitanos en el sitio y la problemática sigue.
A eso se suma que llegan más vendedores de otros sitios de la urbe, quienes se disputan los espacios en las aceras y se enfrentan, acotó la dirigente. Por eso se prevé comenzar una campaña para educar a los vecinos a que no compren en cualquier sitio. Se pegarán carteles en los puntos de mayor aglomeración con el mensaje: “Tu responsabilidad es lo que llevas a la casa, no compres en la calle”.