Entre los teatristas, bailarines y gestores que acudieron ayer por la mañana al el Ministerio de Cultura se pudo identificar a Rafael Camino, Christoph Baumann, Iván Morales, Chía Patiño, Teatro La Muralla, Javier Cevallos… Ellos fueron a escuchar los resultados del primer diagnóstico situacional de las artes escénicas.
También estaba la ministra Érika Sylva. Ante ellos, los encargados del sondeo: Ramiro Aulestia, Rosa Amelia Poveda, Esteban Donoso y Melisa Proaño, mediadora cultural. La presentación incluyó tres partes: el documento resultante del diagnóstico, los problemas y los resultados de los talleres de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas.
En el desarrollo se hizo una brevísima contextualización histórica de las acciones del movimiento escénico respecto de las políticas culturales. Tras lo cual, se explicó que alrededor de 1 200 artistas participaron del censo para el diagnóstico. En algunas ciudades, como Cuenca, se intentó boicotear el diagnóstico, por la mala percepción que tienen los artistas y gestores acerca del Ministerio; un aspecto que se evidenció después del 2009, cuando al parecer del movimiento escénico, no se avanzó sobre lo hecho en los congresos y las mesas de los 100 días por la cultura.
Los expositores dieron vía a las problemáticas y a las líneas de acción. Se habló de la dificultad de hallar un interlocutor legítimo como representante de las artes escénicas, esto por la falta de un trabajo conjunto entre los gremios; también de la ausencia de políticas a largo plazo en materia tributaria y de seguridad social, y del lento avance en el debate de la Ley de Cultura.
En ese sentido se proponía como solución, entablar vías de diálogo orgánicas y que sean garantizadas por el Ministerio.
Además dos instituciones fueron estudiadas específicamente: la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Ecuatoriano de Cámara. En ambos casos se habló de la carencia de espacios adecuados, de falta de atención por parte del Estado, de una incorrecta difusión de sus interpretes, coreógrafos y directores.
Todos los puntos se aprestan a ser tomados en cuenta, más cuando el Sistema Nacional de Cultura cobra fuerza tras el decreto firmado por el presidente Correa, en el cual da un plazo de 120 días para que las instituciones culturales que reciben fondos públicos queden bajo la rectoría del Ministerio de Cultura.