El ocaso político de las listas 12 no es algo fortuito. El deterioro del sistema de partidos políticos desde el 2006, en general y las pugnas internas que se viven dentro de la agrupación desde hace dos años, han hecho que las la ID quede imposibilitada de participar en las próximas elecciones.
Desde finales del 2011, ID vive una situación ‘sui generis’: con dos directivas. La una encabezada por Dalton Bacigalupo y la otra por Henry Llanes, con el apoyo del asambleísta Andrés Páez.
Ambos grupos son irreconciliables y han hecho pública su disputa por el poder, lo que provocó que el Consejo Nacional Electoral (CNE), tras ambiguas decisiones, decida congelar el trámite de reinscripción de esta organización política hasta que de forma interna se dirima conflicto.
La ID tiene 18 días para solucionar una crisis que en dos años se ha ido profundizando. Según el calendario electoral, la entrega de las 158 000 firmas válidas para la inscripción de un partido termina este 18 de julio.
El ala de Bacigalupo y la de Llanes saben trámite no se realizará. Por eso, líderes históricos de la ID reconocen con resignación y molestia que esta será la primera vez desde 1978, que las listas 12 no estarán en la papeleta electoral. No habrá campaña naranja.
Fue en 1970, cuando el país era gobernado por Velasco Ibarra, que se convocaron a elecciones de diputados para el Congreso Nacional. Borja, junto con jóvenes profesionales de clase media y con dirigentes barriales del sur de Quito, formó la primera plataforma electoral.
Su propuesta era la justicia social con libertad. Así se fue consolidando uno de los partidos mejor organizados del país. La agrupación alcanzó su clímax político en 1988 cuando Borja fue presidente.
En ese tiempo la ID alcanzó varios logros: llegaron a tener cerca de 200 000 afiliados; y un 40% de curules en el Congreso. También obtuvieron 17 de las prefecturas provinciales y a lo largo de su apogeo ocuparon en cinco ocasiones la presidencia del Legislativo.
Lea la historia de los 42 años de este partido político, mañana en nuestra edición impresa.