La deuda corresponde a los meses de julio, agosto y septiembre del 2019. Foto: Archivo EL COMERCIO
Un total de USD 4 millones se adeuda a ocho centros de diálisis de las provincias de Guayas, El Oro, Los Ríos, Esmeraldas y Manabí. La deuda corresponde a los meses de julio, agosto y septiembre del 2019. Lo confirmó Cristina Freire, vocera de los centros de diálisis, este miércoles 8 de abril del 2020.
En estos centros se atienden entre 800 y 1 000 pacientes con insuficiencia renal, por lo que se verán afectados si se suspenden los servicios diálisis -tratamiento médico que consiste en eliminar las toxinas de la sangre-; más en la situación actual en la que se enfrenta una emergencia sanitaria producto de la covid-19.
“No se puede comprar productos para las diálisis. El problema aumenta porque tampoco hay insumos de bioseguridad”. Entre ellos, mascarillas, guantes, zapatones, batas y otros.
Ante ello, Freire alertó que varios de los pacientes no han asistido a cumplir con este tratamiento. “Hasta el domingo pasado se registran 100 fallecidos que tuvieron insuficiencia renal: 50% fue por el coronavirus y el 50% restante es porque no han podido dializarse”.
La vocera comenta que en algunos establecimientos de diálisis se ha disminuido los turnos para los pacientes. Antes había cuatro turnos en un día; hoy quedan tres. “El costo de la diálisis es de USD 1 454 mensuales por cada paciente”.
Los centros vinculados son Dialinter, Dialycen, Cenagsa, Surmedial, Inridi, Dyalimedical, Metrodial y Renalcentro.
“Los Centros de Diálisis afectados solicitan el pago inmediato de este rubro por parte de las autoridades del Gobierno, de lo contrario no se podrá seguir garantizando la atención a todos los pacientes renales ni enfrentando de manera adecuada esta pandemia, que a diario sigue cobrando nuevas vidas de pacientes renales y personal médico de nuestras unidades”, señala la vocera.
Victoria Haro, representante de los pacientes con diálisis mostró su preocupación ante la falta de recursos para los centros que brindan estos tratamientos. Su hermana acude tres veces por semana a uno de estos establecimientos. Está preocupada, porque tiene que cumplir con este. “No puede fallar porque de ello depende su vida. Nos tienen que ayudar”.
EL COMERCIO
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