El Lechero, situado en la comuna de Pucará Alto, es un lugar de visita de turistas nacionales y extranjeros. Cortesía Junta Parroquial de Espejo.
Las palabras de José Antonio Siza fueron premonitorias. El líder indígena, que falleció en el 2016, anunció que El Lechero, un árbol venerado por los kichwas de Otavalo, en la provincia de Imbabura, desaparecerá algún día.
Por eso, Siza plantó en la huerta de su casa un nuevo árbol hace aproximadamente siete décadas. El objetivo era que el arbusto estuviera grande y fuerte para reemplazar el anterior ejemplar.
De esta manera se adelantó al final del último Lechero, que cayó al suelo a causa de los fuertes vientos el 16 de enero de 2020.
El suceso movilizó a las personas de Pucará Alto, vecina de la cima del Rey Loma, en donde estaba plantado El Lechero, para hacer una minga. El objetivo era limpiar el área y sembrar una parte del árbol que cayó, además de plantar el arbusto que sembró José Antonio Siza.
Tiene características similares, en forma y tamaño, que el anterior, comenta José Velásquez, presidente de la localidad. Rey Loma representa el cementerio de los Awkar Wawa (Niños Limbo), que fallecieron sin tener un nombre, por lo que siempre debe estar un árbol principal. También se cree que en la época prehispánicas el lugar fue un observatorio astrológico.
En el 2017, el centenario árbol sufrió una quema. La mayor parte del tronco que era la base de arbusto estaba carbonizada, por lo que fue sometido a un proceso de rehabilitación. Sin embargo, el proceso no pudo ser concluido porque varios comuneros se opusieron.
La comunidad prepara una ceremonia con los yachaks de Otavalo para despedir al antiguo árbol que se fue y dar la bienvenida al nuevo espécimen.