El piloto Juan Manuel Correa continúa en un hospital de Londres recibiendo atención médica luego de la cirugía que reconstruyó su pierna. Foto: Instagram Juan Manuerl Correa
Juan Manuel Correa ajusta de vez en cuando los tornillos de un marco de metal que protege su pierna derecha. Lo hace según indicaciones de los médicos que llevan adelante su recuperación, tras un choque que sufrió en el circuito de Bélgica, en la F2.
El piloto de 20 años aprende a convivir con los fierros que le colocaron en su pierna y que le retirarán en junio del próximo año. El aparato también ayuda a que crezca parte de un hueso que perdió por las múltiples fracturas del accidente del 31 de agosto, en Spa-Francorchamps. Su bólido salió por los aires tras chocar el auto de Anthoine Hubert, quien murió.
El vehículo de Correa ahora es una silla de ruedas que le sirve para desplazarse por la sala de su hogar. Lo hace con Kike, su mascota, al que suele sentar en sus muslos.
En ocasiones, el ecuatoriano-estadounidense procura levantarse para caminar con ayuda de muletas. Es algo que hace en pocas ocasiones, puesto que confiesa que sufre dolores intensos y se agota con facilidad por los medicamentos que ingiere a diario.
Con todo, admite que su situación actual es alentadora si se la compara con la de hace tres meses, cuando estuvo 13 días en coma inducido.
Una saturación de oxígeno en sus pulmones, tres días después del accidente, lo complicó y debió ser conectado a una máquina ECMO. “Cuando tuve problemas con los pulmones estuve cerca de una segunda fatalidad”, detalló a este Diario a través de la línea telefónica desde Miami, Estados Unidos, donde reside con sus padres.
Cuando le desconectaron de los tubos y de las máquinas, empezó un proceso de sanación. “Primero, la prioridad fue salir del coma, después tenía que levantarme”.
Como parte de la terapia va al gimnasio 10 horas a la semana, para recuperar la musculatura en los brazos. También cuenta con un psicólogo de deportistas y un ‘couch’.
Dice que en ocasiones le cuesta cumplir los ejercicios, pero reitera que tiene una gran motivación para realizarlos: volver a correr en la Fórmula 2, en la que competía antes de sufrir el accidente. “Me entreno muy duro en la rehabilitación, porque quiero volver lo más pronto posible. Es un plan ambicioso, pero mi objetivo es volver a la F2 en el 2021.
Por su anhelo de volver a conducir un monoplaza, desistió de estudiar una carrera universitaria en los próximos años. Dice que eso le habría restado tiempo en su objetivo de retornar a conducir en las pistas.
Los múltiples mensajes en redes sociales y el apoyo de sus padres, María del Carmen Borja y Juan Carlos Correa, le fortalecen. “En ocasiones la preocupación dura un momento. La lucha es de cada uno”.
Correa tenía una carrera ascendente antes de aquel choque. Una semana antes cumplió un test de manejo en un Fórmula Uno, con la escudería Alfa Romeo, donde se desempeñaba como piloto de pruebas.
Ahora se conforma con ver las carreras de la F1 y la F2 por televisión. Además, conduce un simulador de carreras que le instalaron en su hogar y que cuenta con un acelerador en el timón y puede ser manejado con las manos.
Otra de sus tareas para distraerse es la creación de un proyecto automovilístico, que planea anunciar en algunas semanas más.
Una nueva operación en su pierna izquierda está prevista para el 23 de diciembre, antes de la Navidad. En el 2020 tendrá que ir dos veces más al quirófano.
Los médicos le indicaron que su recuperación completa tardará al menos dos años. Pero él es optimista. Cuando salió del coma, le dijeron que podría caminar con muletas en un año, pero él se adelantó y lo hizo en tres meses.