El sector empresarial sigue inquieto. El año avanza, las decisiones claves del gobierno (léase reformas laborales y tributarias) aún no se toman, la desaceleración de la economÃa continúa y la incertidumbre se mantiene.
La percepción de estabilidad, según un informe de una consultora privada, sigue siendo baja. Cuatro de cada 10 altos ejecutivos consideraban en agosto pasado que existe una realidad socioeconómica estable. La percepción es mayor en Guayaquil, mientras que en Quito y otras ciudades es menor. Septiembre avanza en un contexto similar al del mes anterior, por lo que no habrÃa un cambio significativo en las sensaciones que tienen los empresarios.
La actividad comercial es un termómetro al que hay que tenerlo en cuenta. Su peso en el PIB es relevante: en el 2018 el sector representó el 10,4% del PIB. Sin embargo, este segmento se mantiene frenado, por decirlo de alguna manera.
Una muestra está en lo que pasa en los supermercados. Estos actores de la economÃa vienen de un par de años complicados y en lo que va del 2019 recién se empiezan a ver algunos indicios de recuperación del consumo masivo. No obstante, todavÃa existe preocupación entre los representantes de cadenas de supermercados.
Un panorama similar se observa en los pequeños comercios, aquellos que emplean a no más de 10 o 15 personas, con estructuras menos pesadas, pero que también sufren por los bajones de la economÃa.
Ahora, cuando estamos a pocos dÃas de empezar el último trimestre del año, el sector comercial confÃa en una recuperación. Vienen meses en los que, tradicionalmente, las ventas se elevan, lo que permite a su vez generar algo más de empleo, aunque sea de manera temporal.
Es una manera de salvar el año, de equilibrar los números de los negocios y de tomar algo de oxÃgeno para empezar el 2020 o al menos para disminuir el pesimismo que ronda a la actividad empresarial.