La asambleísta María Paula Romo señala que la Constitución de Montecristi está herida de muerte. Reconoce que fueron ingenuos y que el sistema político actual está en una grave crisis.
Hoja de vida
María Paula Romo
Su perfil. Jurista y académica. En el 2004 impulsó el colectivo Ruptura de los 25, cuestionando al sistema político ecuatoriano bajo la tesis: ¿Quién jodió al país?
Su punto de vista. Fue una aliada al Gobierno, hasta que el Presidente impulsó la reforma a la Justicia que dice fue herir de muerte a la Constitución.
¿Cuánto tiempo más de vigencia le da usted a la Constitución de Montecristi?
Deberíamos discutir si sigue viva. No es un problema reemplazarla o no. En el país las constituciones duran en promedio 10 años. Pero ninguna ha tenido una reforma tan rápida. La esencia de la Constitución de Montecristi está herida de muerte, por el debate sobre las garantías y la construcción institucional.
¿Qué ha fallado?
Fuimos a la Asamblea Constituyente porque las instituciones que teníamos eran de cascarón. Antes de Montecristi, antes de que ganara Rafael Correa, teníamos 10 años sin que los presidentes completaran su período. Teníamos fiscal, contralor, Tribunal Constitucional…, todos encargados. Fuimos a la constituyente para construir instituciones.
¿Qué instituciones logró construir Montecristi?
No es que se desconocía la crisis de la Justicia; por eso una de las primeras leyes aprobadas en la transición fue el Código Orgánico de la Función Judicial y allí había un plan, pero ese plan se ha cambiado tres veces ya. Hoy no tenemos ni una institución sólida y ni un plan que nos diga claramente hacia dónde vamos.
¿Dónde o cuándo se les traspapeló el plan?
He llegado a dudar sobre quién tenía ese plan. Probablemente, era el plan de consolidar la influencia del presidente Correa en el poder y en el resto de estamentos del Estado
¿Cuál es la responsabilidad de la Asamblea Nacional?
La Asamblea no tiene ni siquiera la capacidad para autorregularse, luego del veto total que el Presidente, con la anuencia de la Corte Constitucional, puso a la Ley Orgánica de la Legislatura. Sobre los cambios a la Justicia podremos hacer una evaluación integral cuando se cumplan los 18 meses de transición. Vemos que han metido mucho dinero y parte de ese cambio se contará desde la construcción de edificios, computadoras nuevas y muchas personas contratadas que hasta ahora no han recibido una sola causa. Las otras instituciones que debían reinventarse eran las organizaciones políticas.
¿No fue un desacierto pensar que esa renovación debía pasar únicamente por la presentación del 1,5% de firmas del padrón electoral?
Claro…
¿Por qué no se lo dijo cuando debatían la Constitución?
No solamente es la recolección de firmas la que reconstruye Había que sacar a los partidos de la función Electoral y darle una autonomía para los ciudadanos.
¿Y no era mejor lo que se tenía: siete partidos distintos en la función Electoral?
Claro y lo digo públicamente. Hemos llegado a añorar al Tribunal Supremo Electoral (TSE) anterior que era el ejemplo del reparto: los partidos controlándose a ellos, los partidos controlando las elecciones, los partidos controlando firmas. Siete partidos eran mejor que uno.
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¿Dónde se perdió esa idea del control ciudadano?
La Constitución es solamente la herramienta y nos ha mostrado cómo las mejores ideas han sido no solo mal utilizadas, sino llevadas al borde del desprestigio, para justificar las peores decisiones.
Ustedes se inventaron el llamado Quinto Poder…
Había en otras constituciones. En el Ecuador, el antecedente era la Comisión de Control Cívico de la Corrupción, donde el debate era cómo darle más atribuciones.
¿Qué pasó al final?
Todos los concursos organizados por el Consejo de Participación nos ha llevado a que otra vez extrañemos la sinceridad de las nominaciones políticas. Por lo menos así podríamos decir que a Antonio Gagliardo lo nominó el presidente Correa; por eso él se excusó del caso Chucky Seven.
¿Montecristi terminó maquillando el mismo sistema?
No sé si el mismo, pero el hecho de que el actual no asuma responsabilidades políticas lo hace peor.
Al inicio de su gestión Correa y su equipo ya proyectaban varias credenciales que usted ahora cuestiona. ¿Fueron ingenuos?
No sé qué credenciales.
En el 2007, el Presidente finalmente puso a todas las autoridades de control…
Las autoridades fueron ratificadas en la Constituyente. Llámenme ingenua pero a mí no se me ocurrió que cuando ratificábamos al Contralor de Sociedad Patriótica estábamos ratificando al Contralor amigo de Correa.
¿Y la forma en la que se tumbó a 57 diputados del Congreso en el 2007? ¿Nada le hizo pensar que hechos como ese se repetirían con la nueva Constitución?
Sí, claro. Estábamos seguros que con la nueva Constitución teníamos una hoja de ruta que reinstitucionalice este país.
¿Así sea atropellando la institucionalidad de la anterior Carta Política?
No había institucionalidad…
Ese era un Congreso integrado por cuatro o cinco fuerzas políticas grandes…
No había Tribunal Constitucional ni fiscal. Además, cuando se tumbó al Congreso nosotros no estábamos en el Gobierno. Lo hicimos para la Constituyente.
Hace cinco años no había institucionalidad. Pero ahora el Presidente ha completado sus períodos al igual que muchas autoridades. ¿No es esto estabilidad?
Pasamos de un Congreso en pugna de poderes y bloqueo, que sometía al Presidente, a tener exactamente todo lo contrario.
¿Dónde cree usted que radica la habilidad de Correa?
En su altísimo apoyo popular.
¿O en que tiene dinero por el alto precio del petróleo?
Por supuesto y no quisiera imaginarme qué habrían hecho con tanto dinero otros políticos…
¿Como Rodrigo Borja?
Más bien pienso en Abdalá Bucaram o en Lucio Gutiérrez.
¿Le preocupa el nivel de gasto público del Gobierno?
La decisión que tomó Correa cuando era ministro, de proponer el cambio de las regalías petroleras en beneficio del Estado, ha generado tantos recursos públicos y el ciudadano ve que se hacen obras, aunque los precios invertidos sean discutibles. Pese a ello, sí me preocupa la sostenibilidad de muchas de las políticas adoptadas; el crudo que se ha comprometido para el futuro.
¿En qué momento cambió, según usted, el Presidente?
Hay diferentes momentos, como el juicio al fiscal Washington Pesántez que nos demostró que hay muy pocas cosas que están por fuera del conocimiento y del control del Presidente. Lo protegió y, según lo reconoció luego, Correa evitó que se diera el juicio.
¿Usted se enfrentó al hombre equivocado?
No, fue al correcto.
¿El equivocado era Correa?
Probablemente.
¿No es el momento de enfrentarse al Fiscal actual?
(Galo Chiriboga) tiene una lista de cosas que podemos decirle, pero está muy lejos de ser comparado con Washington Pesántez.
¿Cuál será la próxima reforma constitucional? ¿La reelección indefinida, en 2014?
Puede ser. ¿ Y qué tal si propone ahora una reforma para aplazar las elecciones de febrero? Tengo la impresión de que al Presidente le interesa atar las elecciones presidenciales con las seccionales del próximo año.
¿Por qué?
Porque de lo contrario les iría muy mal a sus alcaldes sin Correa como el gran candidato. El escenario no es claro aún, pero hace varios días El Telégrafo habló de una reforma constitucional.
Pero sobre garantismo.
Sí, pero la consulta popular anterior la convocó por el tema de la justicia y terminó hablando de toros, casinos y medios.
¿La palabra de Rafael Correa se ha devaluado?
Es que nos dice a veces tantas cosas, incluso ridículas. Yo no sé si con tantos problemas sea realmente trascendente que él culpe a una secretaria despistada por el desfile en los olímpicos.
¿Le parece intrascendente que Correa tenga afán de figurar hasta en los olímpicos?
Dice mucho de él, sobre todo las vueltas que es capaz de dar para no asumir sus responsabilidades.
El Gobierno señala que el garantismo retrasa las políticas. ¿No es comprensible que se queje por las acciones de protección que dan los jueces a los dueños de las cooperativas de transporte?
¿Saben por qué el Presidente se queja de la Constitución? Porque ya no puede acusar a los jueces o fiscales porque ahora son suyos. ¿Por qué Correa no dijo nada ante la forma inconstitucional en la que se planteó la acción de protección para que FF.AA. colaboren en la seguridad ciudadana?
¿Esta Constitución ha resultado hipergarantista?
El hipergarantismo no existe. Garantías son el hábeas corpus, el hábeas data, el recurso de amparo, el acceso a la información y eso no se inventó en Montecristi.
Cuando se reunían con el Presidente en la Constituyente, ¿él no se quejaba de lo bueno o malo del proyecto?
Sí. Teníamos muchas discusiones pero no sobre las garantías, sino sobre la destitución de ministros; la diversidad sexual por el conflicto electoral que traería.
¿Qué pasaría si se sometiera a consulta el principio garantista de esta Constitución?
Sería muy delicado. ¿Qué garantías querrán cambiar, borrar o restringir? Decir que las garantías no son el mérito de esta Constitución es ya herirla de muerte…
¿Criticar las garantías es irse implícitamente contra los derechos ciudadanos?
Cuando el Presidente habla en contra de las garantías está hablando en contra de los mecanismos para exigir derechos.
¿Correa se está yendo en contra de los ciudadanos?
El Presidente no cree en los mecanismos para exigir derechos.
¿No cree en la ciudadanía?
No cree en los mecanismos para exigir derechos. El desafío es lograr que la Constitución se cumpla y no discutir si se la reforma.