La reina de Santo Domingo, Yomaira Torales -elegida hace menos de un mes-, lleva a cabo proyectos de ayuda para las familias pobres. Foto: cortesía Patronato Municipal Santo Domingo
Imagen de tradición, de embajadora, de labor social. Ese ha sido el significado dado por la mayor parte de ciudades y provincias a los reinados en Ecuador. El de Guayaquil es el más tradicional, con un siglo de vigencia.
También hay ciudades como Cotacachi que no eligen una soberana desde el 2014; aunque esto podría cambiar en la Fiesta de la Jora, de septiembre. Según el alcalde Auki Tituaña, esa es una tradición cuya realización deberá ser decidida por la mayoría de los habitantes.
Las autoridades de Quito, Latacunga, Loja y Otavalo decidieron esta semana eliminar los concursos y otros municipios analizan el tema, lo que marca un cambio de enfoque.
Los argumentos van desde el manejo de estereotipos hacia la mujer, hasta la pérdida de vigencia de este tipo de eventos y el uso de fondos públicos.
La primera Reina de Guayaquil, por la celebración de las fiestas octubrinas, se eligió en 1919. Fue el inicio de la tradición de los reinados en el Ecuador. Es un certamen cívico y lleno de valores porque las candidatas ingresan con un proyecto social y nos tienen que mostrar cómo lo van a cumplir”, dice Tahiz Panus, directora de la Organización Reina de Guayaquil.
El concurso genera más de 60 empleos y es una plataforma de trabajo y visibilización para diseñadores y otros profesionales de la moda y la belleza, según Panus. “Es un símbolo de ayuda social en Guayaquil y la corona es un aval que permite multiplicar el efecto de los programas sociales”.
En tanto que la tradición, la promoción turística y la labor social caracterizan el concurso Reina de Cuenca, que se realiza desde 1957. Según la reina Cristina Ortega, la imagen de la soberana ayuda en las campañas de promoción turística y cultural de la capital azuaya.
Destaca el trabajo que cumplen en proyectos para niños, adultos mayores, personas con capacidades especiales y en condición de vulnerabilidad. En los últimos cinco años, más de 200 000 personas se beneficiaron de campañas oftalmológicas, salud dental e intervenciones médicas.
Ambato elige a su soberana desde hace 68 años. “La Reina es un ícono y promociona la actividad social, cultural y productiva de la ciudad”, comenta Neida Vásconez, presidenta del Comité Permanente de la Fiesta de la Fruta y de las Flores, que organiza el certamen. Su elección está institucionalizada en una ordenanza y adquirió más importancia desde que la festividad fue declarada Patrimonio Inmaterial del Ecuador, en el 2009.
La vecina Píllaro tiene la tradicional elección dela representante de la Confraternidad Pillareña. El nombramiento y coronación de la nueva Reina, de entre tres aspirantes, estaban previstos anoche, por los 168 años de cantonización.
En Riobamba, las reinas se designan desde 1943 y es una tradición arraigada. “Las reinas siempre se han destacado en las actividades sociales y debido a que es una tradición que forma parte del imaginario social la hemos respetado, aunque personalmente no estoy de acuerdo debido a que es parte de un pensamiento colonialista”, afirma Pablo Narváez, director de Cultura del Municipio de Riobamba.
La reina Marietta Verdezoto trabaja en proyectos para familias vulnerables y de promoción del emprendimiento. “Las reinas tienen responsabilidades de alta importancia como la gestión de proyectos”, dice la joven de 22 años.
Por eso, James Cárdenas, preparador de reinas en la Sierra Centro, señala que las jóvenes ven en los reinados una oportunidad para emprender en nuevos retos y afianzar lazos de amistad para llevar a cabo sus planes de trabajo.
Los reinados en Santo Domingo y Esmeraldas llevan más de 50 años. La primera se realiza desde 1969. EnEsmeraldas, las candidatas deben presentar un plan de trabajo y conocer sobre la cultura afro. Esa condición rige desde hace cinco años.Para la elección del 31 de julio, hay 11 candidatas a Reina por las fiestas de independencia de Esmeraldas.
El origen de los reinados
La Segunda Guerra Mundial dejó una necesidad de revitalizar los ánimos de las tropas y los ciudadanos. Y así despuntaron los concursos de belleza, que en Estados Unidos y Europa devinieron en la creación del Miss Mundo (1951) o Miss Universo (1952) y se volvieron populares entre las mujeres más jóvenes.
En el Ecuador, la historia es similar. Si bien los orígenes de los reinados datan de inicios del siglo XX, fue a finales de la década de 1950 cuando aparecen oficialmente estos concursos. En Quito, Patricio Guerra, cronista (e) de la ciudad, recuerda que el concurso Reina de Quito empezó en 1959.
A su criterio, la figura de la reina se creó como un elemento social y festivo. Sin embargo, en 1980 cambió esta visión, incorporándola en el trabajo social de la ciudad. En la actualidad, él no mira como necesaria a esta figura si la única justificación es su acción solidaria.
María Amelia Viteri, catedrática de la Universidad San Francisco, explica que el cierre de los reinados es una oportunidad para repensar y cuestionarse sobre las tradiciones. Los arquetipos de la belleza o la idea de la figura de la mujer perfecta son ideas obsoletas en el tejido social contemporáneo.
Si bien las críticas a las decisiones de terminar los reinados enfatizan en las tradiciones, para Viteri esta idea es algo errónea. “La tradición no es un museo congelado a través de la historia”.