Expertos consideran que una ciudad del futuro ideal sí es posible si hay continuidad en los proyectos. Imagen: EL COMERCIO
Hay dos formas de imaginar el Quito del futuro. La primera es prolongando los problemas actuales, las malas costumbres, la falta de continuidad en los procesos, esto llevaría a una ciudad desmembrada, desordenada y saturada.
La segunda es planificando desde ya el Quito del 2050 y armando un plan de ciudad, no de gobierno de turno, para que los proyectos y la visión se concreten.
La reflexión la hace el urbanista Diego Hurtado, mientras realiza un paneo de las últimas tres alcaldías y advierte que cada una de ellas desechó el plan anterior y trabajó en uno nuevo, prácticamente desde cero.
En la alcaldía de Paco Moncayo se creó el Plan Quito Siglo XXI, en el que se proyectaba la capital hasta el 2030. En la de Augusto Barrera se conformó la Red Verde Urbana que planteaba una reestructuración de la urbe con un criterio ambiental. Mauricio Rodas se planteó Visión 2040, que buscaba una ciudad compacta, ambientalmente amigable, inclusiva y competitiva.
Hurtado asegura que una ciudad del futuro ideal sí es posible si hay continuidad. Una urbe con centralidades donde se trabaje cerca de casa y no se necesite transporte para ir al colegio o a hacer trámites.
Visualizar un Quito del futuro es un ejercicio que María Isabel Paz, catedrática de la U. San Francisco, realizó. Su investigación se presentó en tres maquetas en las que mostraba el Quito del 2150. Al explicar su trabajo, señala que los quiteños vivimos en una ciudad con bordes rígidos, donde la topografía es estrecha y la superficie no tiene adónde crecer más, por lo que la mejor opción es hacerlo en altura, pero preservando las áreas abiertas y comunales. Una ciudad que deje de trepar las faldas del Pichincha, para lo que se necesita control.
En los años 80, Quito tenía una superficie de 16 196 hectáreas y para el 2016 se triplicó, pero la densidad en la mancha urbana se mantuvo: 55 personas por ha, lo que evidencia la dispersión de la población en el territorio y falta de planificación. Lo ideal, dice Hurtado, es tener 400 hab/ha. A continuación, los ocho proyectos más importantes del Quito del futuro.
Metro
Llevar el tren a Calderón
La administración de Augusto Barrera planteó la construcción del Metro de Quito. Actualmente, la obra -que tiene 22 km de extensión entre Quitumbe y El Labrador y que contó con un presupuesto de USD 2 009 millones- tiene un 83% de avance y se espera que entre en operación en el primer semestre del 2020. La propuesta de ampliar la línea del Metro entre El Labrador -actualmente ahí se ubica la Estación Multimodal y termina el recorrido del tren- y La Ofelia la planteó la alcaldía de Mauricio Rodas y la actual administración analiza su ejecución. Se trata de una línea de algo más de 5 kilómetros de extensión que contaría con cuatro estaciones nuevas. Se analiza incluso, en un futuro, la extensión del tren hacia sectores como Calderón y los valles.
Metroférico
Unir los valles y el hipercentro
El proyecto, liderado por el Ministerio de Obras Públicas y Transporte, busca unir los valles de Tumbaco, Cumbayá y Tababela con La Carolina (en donde se construyó la estación del Metro) mediante góndolas que se movilizan por cables aéreos. Cada una de las cabinas tendrá capacidad para trasladar 35 pasajeros. En su primera fase unirá La Carolina con Cumbayá y Tumbaco, y en la segunda se extenderá hacia el Aeropuerto Mariscal Sucre. El costo del pasaje sería de USD 0,80 la tarifa regular y USD 0,40 la tarifa reducida. Su ejecución se realizará mediante una alianza público-privada. El presupuesto para su construcción es de USD 670 millones. Los próximos días se firmará un convenio de trabajo entre el Municipio y el Ministerio para facilitar la ejecución.
Proyecto Vindobona
Limpiar las quebradas
Desde el 2002, la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento arrancó con el plan de descontaminación de ríos. Dentro de ese programa surgió la necesidad de construir interceptores y plantas de tratamiento de aguas residuales. El proyecto Vindobona es uno de ellos. Se desarrollará en San Antonio de Pichincha y busca limpiar el 95% de aguas negras que van a parar a los ríos Machángara, Monjas, San Pedro y Guayllabamba. La obra incluye la construcción de tres hidroeléctricas. El proyecto de Vindobona dará tratamiento a 7 500 litros por segundo y costará USD 900 millones. Se prevé que entre en funcionamiento en los próximos 10 o 12 años. Sus diseños definitivos están listos. Se busca financiamiento con alianzas público-privadas.
Comercio
Zona de desarrollo económico
Un proyecto con visión de futuro es la Zona Especial de Desarrollo Económico (ZEDE), que se convertirá en el polo de desarrollo productivo y generación de empleo más importante del Distrito durante las próximas décadas. Es una zona franca, de 209 hectáreas, alrededor del aeropuerto de Tababela. Será un centro de desarrollo logístico, agroexportador y de innovación. Con aporte técnico del PNUD se prepararon los pliegos para establecer una alianza público-privada que permita captar USD 400 millones en inversión privada. Se lo ejecutará en esta administración municipal. Es una zona franca con un tratamiento tributario especial que permitirá montar una infraestructura para aprovechar el carácter agroexportador del Aeropuerto Mariscal Sucre.
Desarrollo
Un corredor metropolitano
El proyecto Corredor Metropolitano busca convertir a la avenida 10 de Agosto, a la calle Guayaquil y a la avenida Maldonado en un eje de crecimiento urbanístico con el objetivo de frenar la dispersión y el crecimiento hacia los valles y concentrar a las personas en zonas donde habrá servicios y facilidades. En el momento, esos ejes tienen la particularidad de que están siendo abandonados y cada vez hay menos viviendas. El proyecto abarcaría una longitud de 43,8 kilómetros y está pensado como una articulación norte-centro-sur, con espacios públicos que poseen una carga simbólica. Se plantean al menos tres puntos como nuevas centralidades: en La Y (norte), la Plaza de la República (centro) y en la avenida Maldonado (sur).
Quitocables
Mejor movilidad en zonas altas
El alcalde Jorge Yunda dijo que analizará la posibilidad de desarrollar el proyecto QuitoCables que se propuso en la administración pasada, pero que no se concretó debido a la oposición de algunos concejales y de la comunidad. El Burgomaestre indicó que revisará el tema legal y pedirá información detallada del proyecto, para saber por qué no se avanzó. La obra beneficiará a unas 200 000 personas de 40 barrios de la zona del noroccidente, entre ellos La Roldós, Pisulí, Consejo Provincial, La Paz y Catzuquí de Velasco. El proyecto, cuya primera fase recorrerá 3,7 kilómetros, tiene un presupuesto de USD 44 millones. También se tenía previsto llevar este sistema a La Argelia y al valle de Conocoto.
Residuos
Crear una cultura de reciclaje
El relleno sanitario de El Inga, adonde van a parar las
2 200 toneladas de basura que se generan al día en Quito, está a punto de llenarse. Según la Emgirs, el último cubeto está siendo utilizado y una vez que se llene se aprovecharán los espacios en blanco ubicados entre cubetos anteriores, con lo que se podría extender la vida del relleno máximo unos seis años. La solución es reciclar. El Municipio lleva a cabo varias campañas para que la gente aprenda a separar los desechos en la fuente. Entre ellas están dos cruzadas para decir no a las fundas plásticas y a los sorbetes, que se aplica en los mercados y restaurantes. Se trabaja en la creación de una Ordenanza para disminuir el consumo de plásticos.
Movilidad
Extender el Sistema Trolebús
En 1995, el primer trolebús empezó a rodar. En un inicio iba de El Recreo a la calle Esmeraldas, luego se amplió hasta La Y, y hoy llega a El Labrador. En el momento, se analiza la posibilidad de ampliarlo hasta Calderón. El proyecto contempla la extensión por la av. Galo Plaza pasando por la Estación de Carcelén. Bajaría a Carapungo por una nueva vía exclusiva que saldría desde el intercambiador por el lado izquierdo de la Panamericana Norte, sector de Carretas y llegaría a una terminal cerca a la Simón Bolívar. Transportaría 150 000 personas cada día y costaría unos USD 80 millones. Conectaría Calderón con el Metro. El proyecto tiene estudios de factibilidad y definitivos y está listo para ir a licitación.