Los comuneros se dedican al cuidado de los espacios naturales del lugar. Fotos: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Un olor a mangle fresco se percibe en el ambiente al ingreso a la reserva de manglar Majagual, ubicada cerca de la parroquia Las Peñas, cantón Eloy Alfaro, norte de la provincia de Esmeraldas.
En este sitio se conjuga la naturaleza con la cultura del pueblo afroesmeraldeño, que vive de la extracción de moluscos y la pesca artesanal, pero ahora se han convertido en guardianes de recurso natural.
Las personas que visitan el área son recibidas por guardaparques, quienes imparten una inducción sobre qué es la reserva, luego muestran el centro de interpretación.
La travesía continúa por un puente colgante de madera que produce vértigo al pasar, para luego continuar por senderos naturales en medio de ramas de mangle. Todo el recorrido dura una hora y media.Los habitantes de Majagual cuidan celosamente las 51 300 hectáreas. Ellos evitan, a toda costa, la tala y caza de animales como las iguanas, que se desarrollan en ese ambiente.
En este sitio se conjuga la naturaleza con la cultura propia del pueblo afroesmeraldeño. Este último vive de la extracción de moluscos y la pesca artesanal.
Eloísa Quintero habita cerca de la reserva hace 50 años. Cuando era niña extraía cangrejos, conchas, tanqueros (cangrejo), churos, camarones y hasta cazaba aves para su alimentación.
Esa historia cambió cuando técnicos del Ministerio del Ambiente le advirtieron que el área de manglar se había convertido en patrimonio y, por lo tanto, debían cuidarlo para su conservación.
Desde entonces, su familia dejó de extraer conchas de las raíces del mangle protegido y Eloísa se convirtió en una de las impulsadoras del cuidado de la reserva. Esta mujer es responsable de concienciar sobre la importancia de este lugar a quienes visitan la superficie patrimonial.
En cambio, Neri Quintero, dedicado a la pesca artesanal, enseña a sus dos hijos por qué no deber cortar el manglar, tarea que tienen todos los vecinos de la reserva.
Todos ellos reciben información sobre especies de mangles, cuidados de las especies, entre otros temas en los talleres dictados por los técnicos del Ministerio del Ambiente.
El pueblo afroesmeraldeño vive de la extracción de moluscos y la pesca artesanal.
Como parte del fortalecimiento de la cultura ancestral se creó, al interior de la reserva, el centro de interpretación, en el que se muestran las costumbres y tradiciones del pueblo afroesmeraldeño, con información colocada sobre las paredes. Una de las muestras principales son los instrumentos musicales como el bombo, marimba, cununo y guasá, considerados patrimonio intangible de la humanidad. Estos son interpretados por Héctor García, guía ancestral de la reserva. García explica que la información que se entrega a los turistas está acompañada de la historia de Esmeraldas y cómo los afros han vivido en esa zona protegida, que fue su fuente de alimentación.
Argelio Araujo, administrador de la reserva, dice que el centro funciona desde agosto del año 2014 y fue construido por el Ministerio de Turismo para incentivar el turismo cultural y promover la visita de los estudiantes.
El promedio de visitas anuales varía entre 700 y 900 turistas provenientes de la Sierra, Amazonía y estudiantes universitarios. Estos últimos se interesan por conocer cómo conviven los habitantes de las comunidades vecinas de la reserva. Jesenia Carranza, estudiante de Ingeniería Ambiental de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres, cree que el saber ancestral es un aporte para la construcción del conocimiento.