Juan Diego, de 13, labora de lunes a sábado, en un terreno de su tía, en Barabón. En dos años espera ser albañil. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Este miércoles 12 de junio de 2019 es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Y en el planeta, 152 millones de niños aún son fuerza laboral. Siete de cada 10 de ellos en el sector agrícola.
Las cifras en Azuay son preocupantes. Según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, 22 208 menores de 14 años trabajan en esta provincia.
Esto representa el 9,3% de la población total de niños, que de acuerdo con la proyección del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) es 238 796 habitantes en 2019.
Para Juana Bersosa, docente de la Universidad del Azuay y excoordinadora de la zonal 6 del Ministerio de Inclusión Económica y Social, al ser una provincia agrícola y ganadera se crean las condiciones para este tipo de trabajo.
En este grupo está Juan Diego, de 13 años, quien el lunes bajaba a prisa por una ladera de la comunidad rural de Barabón, en el cantón Cuenca. Cargaba saquillos con hortalizas. De lunes a sábado trabaja con su tía en la agricultura.
Su tiempo lo distribuye en dos jornadas. En la mañana va al colegio de la misma comunidad y en la tarde, después de alimentarse, ayuda en el arado, retiro de maleza, fumigación y a cosechar los productos que cultiva su tía Rosa Jarama.
Los sábados se dedica todo el día al campo, a veces más de ocho horas. Los domingos, en cambio, ayuda a su madre en las tareas de la casa y realiza sus deberes escolares. Son tres hermanos, Juan Diego es el mayor y trabaja desde los 9.
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No tiene un sueldo fijo, pero por lo general gana USD 30 a la semana, que le sirven para colaborar en la economía familiar. Su madre también trabaja en la agricultura y su padre es albañil. “En unos dos años más iré a trabajar con él”.
En Ecuador entre el 2014 y 2018 el trabajo infantil se duplicó. Pasó de 99 500 a 201 634 chicos, de 5 a 14 años, que trabajan. El 66% se concentra en la zona rural en ganadería, agricultura, pesca y silvicultura.
Estos datos preocupan a Bersosa porque a esas edades los niños deben dedicar su tiempo a jugar, estudiar y entretenerse en actividades que no les demande esfuerzo físico.
Enrique, de 9, y Kimberly, de 12, trabajan pastando y cuidando el ganado en Barabón. Luego de almorzar hacen las tareas escolares y luego se encargan de dos vacas y tres terneros. Reciben USD 20 a la semana.