Entrevista a Aníbal Fuentes, presidente de la Concentración Deportiva de Pichincha. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO.
En la premiación del Giro de Italia, Richard Carapaz dijo que su logro es exclusivo de su familia y de su esfuerzo. ¿Está de acuerdo?
¡Qué bueno que no se haya olvidado de su casa, de su familia! Su entorno sigue igual, Richard Carapaz no cambió su identidad, su cotidianidad. Seguramente tuvo problemas en la parte formativa, en donde precisó de una ayuda que no tuvo. Hay que entender que en formación, no todos los deportistas tendrán la capacidad de llegar adonde llega un Carapaz, una Glenda Morejón, un Jefferson Pérez.
¿Qué hace diferentes a estos campeones? ¿Por qué ellos sí llegan a conseguir las victorias?
El entorno familiar es cercano, que los cobijen es importante. Le hablo por la experiencia. Nosotros en Pichincha teníamos en una temporada el mejor boxeo del país. Teníamos un ring en Puerto Quito, un entrenador capaz como Carlos Vásquez. Pero, por tecnicismos y modernismos, trajimos a los boxeadores a vivir a Quito, les dábamos tres comidas, televisión de alta definición, buenas residencias. Desertaron algunos. Extrañaban su entorno. No todos los deportistas son iguales. Cada uno tiene sus particularidades.
El Estado se jacta de los últimos logros del deporte. ¿Cuál es su explicación a los últimos logros deportivos?
Hay madera, hay mucha capacidad de los deportistas, gente muy joven que está pidiendo espacio. Yo creo que el Plan de Alto Rendimiento, que es un proyecto relativamente nuevo (2013) es positivo, pero siempre que se logran resultados se necesita más dinero, más inversión. Se precisa más apoyo. Nos queremos vestir de pantalón largo, pero aún estamos todavía con pantalones cortos.
En ese Plan de Alto Rendimiento, deportistas como Glenda Morejón tuvieron problemas para ser recategorizadas y recibir más apoyo…
¿Qué es eso? Un trámite burocrático, una ley, un reglamento que está ahí. Para el común de los mortales, una niña que llegaba de ser campeona del mundo merece toda la plata del mundo. Pero ese dinero es del Estado. La Contraloría no le iba a decir qué bueno que le haya dado más dinero, sino ‘¿en función de qué reglamentos le dio? Estamos atrapados en eso. Se han dado pasos gigantescos, pero seguimos ajustados.
Hay voluntad política, pero no hay dinero…
Hemos caminado bastante, pero cuando hablamos de desafíos deportivos hablamos de muchos recursos. El deportista que logra resultados cada día necesita más: si es un campeón sudamericano, después hay que llevarlo a campamentos, a preparación en el exterior. También, en el caso de los deportistas jóvenes está la cuestión de su formación, su educación, su alimentación, el estar acompañado de su entrenador.
Volvamos al tema Carapaz. ¿El anuncio del presidente Lenín Moreno de liberar aranceles para bicicletas de competencia era el paso preciso para masificar el deporte?
Yo creo que habrá 10 o 15 importadores de bicicletas que se frotaron las manos con el anuncio. Pero yo digo: el guagua que vive en Guamaní (barrio popular al sur de Quito) y quiere practicar deporte ¿se beneficia? El Presidente dijo lo que quería hacer, pero alguien debe decirle el cómo: Se deberían comprar 2 000 bicicletas para escuelas de iniciación y repartirlas en las provincias donde puede haber talento: Carchi, Pichincha, Guayas. Pero no bicicletas de competencia, sino de entrenamiento. El siguiente paso es formar escuelas permanentes .
Usted organizó muchas Vueltas Ciclísticas al país y conoce bien a Carapaz. ¿Cómo cree que manejará su carrera?
Él es un profesional ahora, va a firmar un gran contrato. Además de su familia, tiene un equipo con experiencia que sabrá llevarlo de la mejor manera. Está a otro nivel.
¿Debe pedirle algo al Estado? ¿Está bien que reclame apoyo?
Creo que el Estado va a necesitar de él, para participar en Panamericanos, por ejemplo. Un deportista de su nivel tendrá exigencias técnicas: un buen hotel, un tiempo de aclimatación, una dieta específica, lo que el campeón necesite. Reitero: hay que invertir si queremos pensar en grande.