La mañana del 13 de mayo del 2019, el Consejo Nacional Electoral (CNE) entregó las credenciales de alcalde del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito a Jorge Yunda. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Movilidad, inseguridad, basura y desempleo e informalidad son cuatro retos que el alcalde entrante de Quito, Jorge Yunda, y el nuevo Concejo Metropolitano deben resolver. Uno de los problemas que más preocupa es relacionado con el incremento de la delincuencia.
Una vez que Yunda supo que ganó la alcaldía, se comprometió a trabajar por la seguridad en la capital. Este martes, 14 de mayo del 2019, en la mañana, el burgomaestre anunció que va a declarar a Quito en emergencia operativa en seguridad porque -dijo- no puede quedarse con los brazos cruzados frente a una delincuencia que desborda la paciencia de la ciudadanía.
“Hago un llamado a las entidades estatales. Debemos coordinar esfuerzos con los Ministerios de Defensa, del Interior, la Policía Nacional y los Bomberos para que hagan presencia en territorio, mientras nosotros preparamos la tecnología de punta necesaria para tener video vigilancia, iluminación”, señaló.
Movilidad y transporte público:
En enero del 2019, Quito cumplió 16 años con una tarifa de transporte público urbano de 25 centavos. La administración de Mauricio Rodas, alcalde saliente, ensayó un nuevo plan de compensaciones para 2 162 buses, si cumplen con el 75% de los 29 parámetros para medir la calidad en el servicio.
Sin embargo, esto no se cumplió y el problema y las soluciones quedan en manos del nuevo alcalde Jorge Yunda, que la tarde de este 14 de mayo asumirá el cargo para los próximos cuatro años.
A diario, en las calles de la capital se libra la guerra del centavo: una competencia entre buses para subir a más pasajeros y aumentar los ingresos. Se suma el irrespeto a las paradas, que es responsabilidad de los buseros, que paran donde estén los pasajeros, y de estos últimos, que esperan donde no está permitido. También están los correteos en las vías, el irrespeto a las señales y normas de tránsito. Y las quejas cotidianas de maltrato de conductores y controladores contra los pasajeros.
La urgencia de implementar reformas en el transporte público y municipal -incluidos buses y taxis-, así como emprender mejoras en la movilidad para evitar los incómodos embotellamientos de tránsito, son dos problemas por resolver en la actual coyuntura de la ciudad.
A este desafío se suman otros problemas que también implican acciones a corto, mediano y largo plazo: la inseguridad, la basura, el desempleo y la informalidad (ventas ambulantes).
Inseguridad:
Los últimos casos de robos y asaltos violentos perpetrados contra ciudadanos, ya sea cuando detienen sus vehículos en los semáforos, cuando se movilizan en taxis y buses o caminan por las calles o avenidas, generan preocupación. En lo que va del año, la Policía Nacional ha atendido 120 779 llamadas de auxilio por diversas causas. En cuanto a delitos, la institución ha determinado que de un grupo de 919 víctimas, 872 son ecuatorianas, 24 venezolanas, 13 estadounidenses y 10 colombianas.
Entre el 1 de enero y el 23 de abril de este año se determinó que la violencia criminal creció en un 20% respecto del 2018, mientras que la violencia interpersonal bajó en un 21%.
Basura:
Desde inicios del 2018 la Empresa Metropolitana de Aseo de Quito se declaró en emergencia, debido a la grave crisis de la recolección de basura. Un problema de gestión al interior de la empresa, el bloqueo del sindicato de trabajadores y de la mayoría de exconcejales contribuyó a que la situación empeore. Desde diciembre del año anterior, la administración de Mauricio Rodas adquirió una flota de 54 carros recolectores. Eso ayudó a resolver en buena medida el problema de la recolección, sin embargo los inconvenientes persisten en algunas zonas críticas del norte, centro y sur de la ciudad.
Desempleo e informalidad:
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) publicó los datos de la Encuesta Nacional de Empleo. El informe establece que entre marzo del año pasado y marzo de este año se perdieron unos 260 000 puestos de trabajo. Además, el reporte menciona que en Quito fue donde más se sintió el desempleo: pasó del 7,1% al 9,7%, en el mismo período. Es decir, unas 22 000 personas se quedaron sin trabajo en este cantón. Además, la informalidad se apodera de las calles de la capital. Los sectores más afectados por la pérdida de empleo se ubican en la manufactura, la construcción y la administración pública, según la Cámara de Comercio de Quito.
Una de las consecuencias es que el desempleo dispara el comercio informal. Miles de personas se lanzan a las calles a vender productos, muchos posiblemente de contrabando, para obtener ingresos y así sostener a sus familias.
Se calcula que en la ciudad hay 11 000 comerciantes informales, frente a 950 agentes metropolitanos, quienes se encargan de controlar el uso del espacio público, pero también realizan tareas relacionadas con el turismo y la gestión de riesgos.