La madrugada de ayer, la Fiscalía y la Policía realizaron un operativo en Cuenca.m Foto: EL COMERCIO
El operativo Odisea 4 se cumplió en Cuenca (Azuay) y en Chunchi (Chimborazo), ciudades en donde se registra una alta migración a Estados Unidos. Los agentes allanaron seis viviendas y fueron detenidas cuatro personas supuestamente vinculadas con el delito de tráfico ilegal de emigrantes.
De acuerdo con las primeras investigaciones, los detenidos presumiblemente estarían involucrados en casos de tráfico de personas denunciados en el 2018. Por eso, la Fiscalía de Azuay también investigará si llevaron al grupo de ecuatorianos que el 13 de abril fue atacado por criminales que operan entre México y EE.UU.
En ese hecho murieron ahogados los lojanos Luis Quezada y Héctor González. Además, hay desaparecidos. Cinco ya han sido identificados.
La Fiscalía receptó cuatro denuncias contra los procesados, quienes habrían cobrado entre USD 12 000 y 16 500 por viajes a Estados Unidos.
De esos recorridos, tres emigrantes fueron detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos. Estuvieron varios meses en la cárcel y fueron deportados a Ecuador. La otra persona solo llegó hasta Panamá. Ellos denunciaron los casos porque no arribaron a Estados Unidos y tampoco les devolvieron el dinero.
Durante los allanamientos, los fiscales de la Unidad de Delincuencia Organizada de Azuay y Chimborazo y el personal de la Unidad de Trata de Personas y Tráfico de Migrantes de la Policía encontraron letras de cambio, depósitos bancarios, cheques, celulares y otros elementos de pruebas.
En la tarde de ayer, los jueces formularon cargos contra las cuatro personas. Las autoridades dicen que seguirán investigando los hechos. Lo mismo piden los familiares de las personas perseguidas por los grupos armados.
De ese caso hay poca información en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Lo único oficial es el hallazgo de los cuerpos de Quezada y González flotando en el río Bravo.
Del primero se confirmó la identidad y se tramita su repatriación. De González, la familia ha solicitado que se practique la prueba de ADN.
Según la organización 1800migrante.com, Ángel Tacuri y Medardo Toapanta, oriundos de los cantones azuayos de Sígsig y Paute, también estarían entre los desaparecidos. Lo mismo ocurre con Myriam Paguay, Sara Sagñay y David Villavicencio.
En la comunidad de Pulucate, situada a una hora de Riobamba, los vecinos están desconcertados por la desaparición de Sagñay, de 43 años.
Ella es originaria del pequeño poblado, pero vivía en Quito con su familia. “Trataba de regresar a Estados Unidos y desapareció en el río Bravo”, dijo Pablo Guamán, presidente de la comunidad.
Sagñay vivió en EE.UU. desde su juventud y regresó al país el 2017, para atender a su madre que estaba enferma. Su esposo e hijas quedaron allá. “Nos dijo que tenía la idea de volver, pero no tenía papeles”, contó su tía, quien prefirió no identificarse.
En Pulucate, al igual que en otros poblados rurales de Chimborazo, la migración es una salida a la falta de trabajo y de dinero. Los destinos escogidos son Estados Unidos y España. En estas zonas hay casas de cemento de tres pisos que se construyeron con las remesas de los emigrantes.
“Los jóvenes miran el progreso que evidencian las familias que migran y sueñan con viajar, pero no miden los riesgos y las consecuencias”, dijo el sacerdote Alberto Morejón.
Según William Murillo, director de 1800migrante, hay otra lista de 10 desaparecidos, que no están relacionados con el hecho ocurrido el 13 de abril.