Al finalizar la celebración, el arzobispo Fausto Trávez ondeó la bandera sobre los ocho canónigos que se encontraban postrados frente al altar. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
No es la primera vez que va a tener cerca un pedazo del madero donde Cristo fue crucificado. Lo ha hecho por 25 años consecutivos, pero la emoción y la devoción siguen intactas. Hugo Reinoso, el dean de la Catedral, es uno de los religiosos que participa en el Arrastre de Caudas.
Se trata de una ceremonia litúrgica que se conserva en Quito a propósito de la Semana Santa y que no se realiza en ninguna otra ciudad de la región.
Uno de los símbolos más importantes de esta ritualidad es el Lignum Crucis, una cruz de unos 20 centímetros de alto elaborada en oro con piedras preciosas, que en el centro tiene dos pedazos de madera de 1,5 cm de largo, que fueron sacados de la cruz en la que Jesús murió; de ese leño santo que según los católicos sirvió para redimir a la humanidad.
Es una reliquia del cristianismo que vino a Quito directo del Vaticano y que cuenta con toda la documentación que certifica su autenticidad.
Tan valiosa es la cruz, que todo el año permanece dentro de una caja fuerte y únicamente se la saca para el Arrastre de Caudas. Nadie puede tocarla, excepto el arzobispo de Quito, Fausto Trávez, uno de los principales de esta ceremonia.
El Arrastre de Caudas se inició a las 12:00, pero la iglesia estaba llena dos horas antes. Los fieles acudieron con anticipación desde Quitumbe, El Recreo, San Carlos, Calderón e incluso la Mitad del Mundo. Asistieron con sus mejores galas y con fe a manos llenas.
Reinoso, quien empezó su vida religiosa cuando apenas tenía 18 años, ha participado en esta ceremonia desde la década de los 90. Dice que desde niño sintió esa vocación.
Se ordenó en la Arquidiócesis de Quito y estudió seis años en Roma, Italia y Alemania. Él es uno de los nueve canónigos que protagonizan este rito.
Es un grupo de religiosos de alta prelación que constituyen el Cabildo de la Iglesia Primada de Quito. Uno está impedido, por lo que este año en el rito participaron ocho.
Son elegidos por el Arzobispo, quien valora su currículum de vida, de servicio y su calidad moral y espiritual.
El Arrastre de Caudas es una reseña histórica que se originó con la muerte de un general romano en los primeros siglos del cristianismo. Su sucesor tuvo la iniciativa de hacerle un gran funeral. Y sobre el cadáver del general ejemplar pusieron una bandera y al ejército por delante. El sucesor flameó la bandera y la ondeó sobre el ejército para que la virtud, el valor y el mérito de ese general muerto pasara y fuera una inspiración para los soldados.
La Iglesia hizo un paralelismo y en lugar de un gran general, el centro del rito es Cristo.
Durante los 90 minutos que duró la ceremonia, los religiosos oraron y se escuchaba de fondo música sacra. En la última parte del rito, los ocho canónigos hicieron una procesión por las naves de la iglesia con una vestimenta negra que representa el luto. Cada uno llevó un traje con una especie de capa negra de la que colgaba un telar largo llamado cauda. Despacio, con tristeza, mirando al piso, simbolizaron el paso de la humanidad por el mundo.
Finalmente, se arrodillaron frente al altar sobre cojines de terciopelo rojo. Se postran como símbolo de humillación por las culpas y los pecados del mundo. Lo hicieron en silencio mientras un himno era tocado.
El Obispo ondeó una bandera negra con franjas rojas cubriendo a los religiosos para transmitirles el amor y la fuerza de un Cristo resucitado.
Ese fue uno de los momentos más sentidos de la ceremonia. Entre los presentes hubo incluso quienes derramaron lágrimas. Entre ellos estaba Beatriz Flores, de 84 años. Tomada del brazo de su hija mayor, rezó cada oración y entonó cada canto. Espera todo el año para vivir la Semana Mayor y celebrar lo que ella llama la mayor muestra de amor al mundo. “Jesús murió por mí y viniendo a la iglesia yo le demuestro que no fue en vano”, comenta.
La ceremonia culminó cuando el Arzobispo tomó la cruz en sus manos y bendijo al clero y a los asistentes mientras permanecían arrodillados.
Agenda
Jueves 18
Procesión de la Luz, en el centro de Quito
24 personajes de Semana Santa, como santos varones, cucuruchos, sahumeriantes y cholas, saldrán a las 18:30 de la Basílica hacia la Plaza de Santo Domingo.
Viernes 19
Vía Crucis en el centro y sur
La Procesión Jesús del Gran Poder será a las 12:00. Empieza y termina en la plaza de San Francisco. A la misma hora se hará otra procesión en el barrio La Unión, en el sur.
Viernes 19
La Procesión de los Diablos
A las 10:00, en el barrio San Francisco de la parroquia La Merced, arrancará la Procesión de los Diablos. Participan soldados romanos, almasantas y pingulleros.
Sábado 20
La bendición de fuego en Alangasí
A las 18:00 se realiza una misa en total oscuridad en representación de la muerte de Jesús. En el centro de la plaza se enciende una chamiza que representa el infierno.