Ecuador gasta en educación poco más 4% del PIB. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Los países con niveles más altos de corrupción pierden miles de millones de dólares que podrían destinarse a construir hospitales o mejorar la educación de su población.
Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) divulgado este miércoles, 9 de abril del 2019, señala que las naciones altamente corruptas recaudan hasta un 4% del Producto Interno Bruto (PIB) menos en tributos que aquellas donde estas prácticas son menos comunes.
El Fondo cree que los gobiernos contarían con más recursos para construir hospitales y escuelas si se combatiera más decididamente a la corrupción.
El beneficio sería importante. Ecuador gasta en educación poco más 4% del PIB.
La lucha contra de la corrupción dejaría ingresos para duplicar el gasto en educación, que hoy es de solo USD 292 por persona.
La lucha de estas prácticas en Ruanda y Georgia ha tenido buenos resultados.
Georgia, por ejemplo, redujo la corrupción significativamente y el ingreso fiscal aumentó a más del doble: entre 2003 y 2008, se incrementó 13 puntos porcentuales del PIB, según el reporte del FMI.
Las reformas emprendidas por Ruanda desde mediados de la década de 1990 para combatir la corrupción dieron fruto, y los ingresos tributarios subieron 6 puntos porcentuales del PIB.
¿Dónde es más frecuente la corrupción?
El organismo define a la corrupción como el abuso de la oficina pública para obtener ganancias, pero es más probable que ocurra en tres circunstancias.
La primera es la explotación de recursos naturales valiosos, donde hay un gran margen de ganancia, por lo que los países que disponen de estas riquezas deben aplicar aún más medidas de control y transparencia. El estudio del Fondo señala que los países ricos en recursos naturales tienen, en promedio, instituciones más débiles y más corrupción.
La segunda es los procesos de compras públicas, en particular, aquellas contrataciones que son muy grandes y complicadas como las que involucran armamento o la construcción de infraestructura, en las que es difícil fijar un precio.
Y la tercera es en las empresas públicas, sobre las cuales en ocasiones se aplican menores controles que los existentes sobre el gobierno central.
¿Qué hacer?
Invertir en elevados niveles de transparencia y vigilancia externa independiente para que los organismos de auditoría y el público en general puedan realizar una supervisión eficaz, es una de las recomendaciones del FMI y citó los ejemplos de Colombia, Costa Rica y Paraguay, los cuales están usando una plataforma digital que le permite a la ciudadanía monitorear el avance físico y financiero de proyectos de inversión.
Noruega ha creado una estricta norma de transparencia para administrar los recursos naturales.
El Fondo cree que la libertad de prensa realza los beneficios de la transparencia fiscal. En Brasil, los resultados de auditorías influyeron en las perspectivas de reelección de funcionarios sobre los que recaían sospechas de malversación de fondos públicos, y el impacto fue más marcado en las zonas con estaciones de radio locales, destaca el informe.
Reformar las instituciones a fin de ir hacia leyes impositivas más sencillas y que reduzcan la discrecionalidad de los funcionarios es otra sugerencia.
Además, el FMI propone crear una función pública profesional e incorporar tecnología.
En Chile y Corea, por ejemplo, los sistemas electrónicos de contratación pública son herramientas poderosas para frenar la corrupción, destacó el estudio.
Finalmente, alentó a los países a una mayor cooperación.