El foro regional, que se realizó en Cartagena (Colombia) hizo aún más visible la brecha que separa a Estados Unidos y también a Canadá del resto de América.
Esta es la primera lectura que Sandra Borda sacó en limpio. La analista colombiana anotó que los desencuentros, que quedaron más al desnudo durante el encuentro, tienen una explicación clara. “Eso es muy sintomático de lo que se está cambiando en la región. Una muy buena parte de los países del área está en el proceso de redefinir su relación con EE.UU.”. Y añadió: “A diferencia de lo que sucedía en la Guerra Fría, ahora Estados Unidos ya no puede imponer sus tesis”.
Las desavenencias en el encuentro cartagenero se centraron alrededor de tres temas sensibles: la participación de Cuba en las futuras cumbres, las islas Malvinas y la lucha contra las drogas.
Los tres asuntos coparon la agenda en un momento inoportuno para Barack Obama, el invitado de más alto vuelo de la cita.
En pleno año electoral y en busca de su reelección en los comicios de noviembre, el Presidente estadounidense impuso su veto en el tratamiento de tres cuestiones espinosas. Y para ello contó con el respaldo de Stephen Harper, el primer ministro de Canadá y líder del Partido Conservador, quien se convirtió en otro de los protagonistas de la Cumbre y en un actor a tener en cuenta en el escenario continental.
¿Por qué el Jefe de la Casa Blanca, que tiene simpatía en la región, se ha mostrado más distante con Latinoamérica y el Caribe? El politólogo colombiano Ricardo García Duarte consideró que ese enfriamiento es consecuencia de la tradición diplomática de Washington hacia los países localizados al sur del Río Bravo (o Río Grande). “América Latina nunca ha estado en la órbita de los intereses estadounidenses y eso no ha cambiado. En cambio, Europa y ahora China sí importan”.
Precisamente, The New York Times reseñó la postura de Obama sobre el caso de la isla gobernada hace 53 años por el castrismo. En el artículo rotulado “Reunión de las Américas concluye con la discordia sobre Cuba”, el influyente diario estadounidense puso en claro que el Mandatario eludió así el posible voto castigo de los electores del exilio cubano en la Florida, un estado clave en las presidenciales de noviembre.
Cartagena de Indias también fue el escenario del intento de Juan Manuel Santos, de afirmar a su gobierno como una suerte de “bisagra” entre EE.UU. y Canadá y el resto de países. Pero Borda aseguró que el gobernante colombiano no salió fortalecido de una Cumbre que estaba planeada para servir como plataforma de lanzamiento de un liderazgo regional. “Se venía hablando desde antes de convertirse en un Gobierno conciliador, que modere tanto las posiciones de los otros países. Pero eso no se logró”.
La reunión en Cartagena evidenció los tres bloques de países que se conformaron en el continente. Por un lado, EE.UU., y Canadá, por otro, la Alba, y finalmente el resto de naciones.
En cambio, Vicente Torrijos, analista colombiano, bosquejó una lectura diferente del encuentro cartagenero y de las repercusiones que este tendrá en la región. E indicó, además, que los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) salieron fortalecidos, a pesar de las ausencias en la reunión interamericana de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Ecuador, Rafael Correa; y de Nicaragua, Daniel Ortega.
Fue más allá al hablar de la integración de un nuevo orden en el continente, que se traduce “en el control que la Alba piensa ejercer sobre las agendas propias de la OEA”. Torrijos enfatizó que ese nuevo orden apuntará“a garantizar el control en la elección del siguiente Secretario General de esa entidad”. Y que esa intención es parte de un programa, cuya primera parte incluyó“el control de las agendas de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). El también catedrático aseguró no tener dudas de que esa estrategia se prepara en Cuba.
Los protagonistas del encuentro regional
Barack Obama. En su segunda participación en una Cumbre. El Mandatario siguió al pie de la letra las claves que la diplomacia de Washington ha establecido para América Latina.
Juan M. Santos. Reconoce sus aspiraciones de ser líder regional. Pero los temas de Cuba, las Malvinas y el enfoque de la lucha contra las drogas, bloquearon por ahora ese propósito.
Dilma Rousseff. La gobernante brasileña está menos interesada en un liderazgo fuerte en la región, sino en posicionar a Brasil como un líder ‘mediano’ en el concierto internacional.
Rafael Correa. No asistió a cita regional en solidaridad con Cuba, que no fue invitada. Su actitud fue considerada como ‘radical’, pero Colombia se abanderó del tema en la Cumbre.
Stephen Harper . Fue el responsable del bloqueo del debate de las islas Malvinas, se mostró rotundo en su negativa de permitir la admisión de Cuba en futuros encuentros.
Hugo Chávez. Pese a la ausencia en la cita del máximo líder de la Alba, dos de las iniciativas de su bloque coparon la agenda: Cuba y Malvinas. Su enfermedad ha sido lo más comentado.
Fidel Castro. En La Habana se prepara el proyecto político que la Alba ha concebido para la región. Ese programa se ha reflejado en el control de las agendas de Unasur y Celac.
Felipe Calderón. Consiguió que en la Cumbre se aprobara una propuesta: crear un sistema de lucha contra el crimen organizado. Su país es el más golpeado por el narcotráfico.