Gabriel Garcés Jaramillo fue uno de los primeros en llegar al “cacerolazo quiteño”. Esta convocatoria, que circuló por las redes sociales, reunió ayer a casi un centenar de personas en la esquina de las calles Calama y Reina Victoria (centro norte ).
La gente hizo sonar sus cacerolas en rechazo a la política del alcalde metropolitano Augusto Barrera. “Nos ha convocado una obsesión por la ineptitud del alcalde de Quito”, decía Gabriel Garcés.
Durante la concentración se repartió una carta dirigida al Burgomaestre que empezaba con un listado de quejas: intensa congestión de tránsito, falta de planificación en las obras, violencia y falta de control y corrupción en el sistema de pico y placa… Augusto Flores Andrade, otro manifestante, dijo ser el autor de la carta y expresó su interés de entregarla en la municipalidad.
El documento tiene algunas exigencias, entre ellas la fiscalización de las obras del municipio desde el julio de 2009 hasta la presente fecha. “No es un movimiento estructurado, es un movimiento voluntario. Nos mueve la necesidad de que Quito sea una ciudad vivible”, gritaba Augusto Flores mientras la Policía tuvo que desviar el tráfico de la zona.