Como presente para este 9 de Octubre, el Presidente anunció la construcción del quinto puente sobre el Guayas, que conectará a las carreteras que vienen del interior directamente con los puertos al sur de la ciudad.
Los importadores de Quito, grandes usuarios, ahorrarán tiempo y combustible (diésel subsidiado) en la traída de mercadería desde los puertos guayaquileños.
Las ventajas serán aún mayores para los importadores cuencanos, puesto que el nuevo puente saldrá directamente a la carretera que va al sur: ni siquiera entrarán a Durán.
Otros beneficiados son los exportadores agroindustriales y pesqueros. Por Guayaquil salen banano y cacao de El Oro y Los Ríos, atún de Manabí, y camarón de todo el litoral.
El nuevo puente costará cerca de USD 1.500 millones, pero ni un centavo saldrá de las arcas fiscales: el concesionario cobrará peaje. Hay una polémica en Guayaquil, porque estaba previsto que la obra fuera una asociación público-privada, que tiene un tratamiento tributario más favorable que la concesión: la APP hubiera resultado en un peaje más bajo.
Ecuador necesita reducir costos y recuperar competitividad, y parte de ello son los costos de mover mercadería por los puertos.
Guayaquil portuario pasó por un mal momento en la última década. El gobierno Correa anuló la concesión para construir un nuevo puerto en Posorja; se negó a dragar el canal de acceso a los puertos, con lo que buques de mayor calado no pudieron entrar; construyó obras con fines no portuarios en los terrenos de expansión del puerto concesionado a Contecon, y contrató asesores españoles que recomendaron cerrar los puertos de Guayaquil al comercio internacional y construir uno nuevo fuera de la provincia del Guayas. Fue parte del castigo a Guayaquil por votar socialcristiano. A fines de su mandato, Correa rectificó en lo de Posorja, y DPWorld, empresa dubaití líder en la administración portuaria, construirá un moderno puerto de gran calado que servirá al país y además para transferir carga a otros puertos de la región.
Bajo el gobierno Moreno, se permitió al municipio dragar el acceso a los puertos del sur; la obra se adjudicó en estos días. Se costea mediante tarifa a las navieras.
Guayaquil está en cerrada disputa con Callao por el título de puerto sudamericano con mayor movimiento. Se acabó el modelo de crecer endeudándose, por lo que la única vía que tiene el país es abrirse más al mundo, exportar más, lo que requiere que haya adecuada capacidad portuaria.
Pronto las empresas podrán escoger entre un flamante puerto en Posorja, y los puertos tradicionales de Guayaquil ahora con mejor acceso terrestre: el puente, y marítimo: el dragado. Los podrán poner a competir, y escoger el que ofrezca mejores condiciones. Y eso es lo que conviene, en aras de la competitividad.