Para una justicia penal eficaz la ley prevé los llamados “concursos” que resuelven casos de pluralidad de infracciones y la manera de juzgarlos. Concurso real, cuando alguien asalta una gasolinera, mata un guardia y roba un carro para huir: diferentes hechos en una misma acción. Concurso ideal, cuando en una acción individual concurren varios delitos: falsificar una factura para cobrar dinero.
Otros casos son más difíciles, como la “delincuencia organizada” y la “asociación ilícita”, que normalmente se cometen como antesala de otro. Se parecen y ambos están dentro de la conspiración, porque los infractores se “asocian” u “organizan” para cometer otro delito.
Entre los casos de corrupción hay uno importante por asociación ilícita que incluso fue sentenciado. ¿Para qué entonces volver a denunciar delincuencia organizada si eso implica seguir en el campo de la conspiración? Respuesta: crear un circo mezclando a todo el régimen anterior y sometiendo a sus principales a un proceso similar al que la justicia ya conoció, algo que la Fiscalía no debería admitir por eficiencia del sistema penal.
Pero esta misma Fiscalía le debe al país la continuación de los casos por delitos para los que hubo asociación u organización, como peculado, lavado de activos, etc., donde varios son imprescriptibles y deben ser sustanciados.