Al fondo se observa a los comandantes de las FF.AA., que llegaron el 11 de junio a Esmeraldas. Foto: EL COMERCIO
La ceremonia fue rápida. El alto mando militar llegó el lunes, 11 de junio del 2018, a Esmeraldas y dio inicio a las operaciones de la denominada Fuerza de Tarea Conjunta, creada para frenar a las organizaciones delictivas que operan en la frontera con Colombia.
Bajo esta nueva estructura operarán 1 800 soldados del Ejército, Marina y la Fuerza Aérea, que permanecerán bajo el mando de Gustavo Acosta, un general de la Fuerza Terrestre.
Los uniformados estarán en los cantones San Lorenzo y Eloy Alfaro y pondrán énfasis en poblaciones como El Pan, La Cadena y Mataje, en donde los armados han plagiado y asesinado a ecuatorianos.
De hecho, después del coche bomba en el cuartel policial, el siguiente ataque se perpetró en El Pan el 17 de febrero del 2018. A los dos días se registró otro atentado en esa zona.
En su primera aparición pública, Acosta dijo que sus hombres se moverán conforme aparezcan las amenazas y el trabajo de Inteligencia proporcione datos al respecto. “Contamos con toda la logística”.
Todas las operaciones serán dirigidas desde el Comando de Operaciones Norte, que opera desde la ciudad de Esmeraldas. Desde allí se trazarán los planes de seguridad y las estrategias a ejecutarse. El jefe del Comando Conjunto de FF.AA., César Merizalde, pidió toda la colaboración para con Acosta. La idea es implementar acciones y “tener un ambiente de convivencia pacífica”.
Merizalde habló ante las tropas y sostuvo que los espacios fronterizos se han visto influenciados por una serie de problemas como el económico, jurídico-político y social.
Se refirió a la frontera como una zona donde hay población dispersa, alta movilidad individual y familiar, indocumentados e inseguridad.
La actividad productiva se ve afectada por la inadecuada existencia de infraestructura, servicios básicos, necesidad de ordenamiento territorial y equipamiento administrativo.
En San Lorenzo, por ejemplo, el agua potable llega a los hogares, pero nunca de forma continua. Dotar de agua potable permanente a la población costaría USD 13 millones, según estudios del Cabildo. Una cifra que sobrepasa su presupuesto. En el 2017, el Gobierno central asignó a San Lorenzo USD 5,6 millones. Para este año recibirá 5,1 millones.
El 60% de lo que reciben del Estado se destina a sueldos, mantenimiento, etc.
En salud, el personal se resiste a laborar en la frontera.
En desempleo, Esmeraldas tiene los mayores indicadores de entre las provincias de la frontera norte. Siete de cada 100 trabajadores están en esa condición, según datos a diciembre del año pasado, del INEC. El promedio nacional de cuatro por cada 100 trabajadores.
Por eso, Merizalde dijo que la misión de la Fuerza de Tarea Conjunta Esmeraldas es garantizar la soberanía e integridad territorial, mediante el control efectivo y una articulación de los planes militares a la acción integral del Estado.
Esta Fuerza reemplaza al Mando Unificado, que se creó el 20 de febrero. En esa estructura estaban integradas las Fuerzas Armadas y la Policía.
Ese momento el objetivo fue articular la actuación de las fuerzas del orden público y atacar las amenazas de riesgo.
La coordinación con los policías seguirá. De hecho, la tarde del lunes, los militares se reunieron con ellos.
Hasta el momento, los elementos policiales han tenido a su cargo, por ejemplo, el control de la carretera hacia Mataje o realizar operativos para que se cumpla el estado de excepción. Entre otras cosas, esta medida implica que a partir de las 22:00 no haya actividad alguna en San Lorenzo y en el cantón Eloy Alfaro.
En el evento del 11 de juniotambién hubo un reconocimiento a los militares que murieron el 20 de marzo en la población de Mataje. Los decesos se produjeron luego de que fueran atacados por los disidentes.
Para entonces, los investigadores dijeron que los armados usaron una trampa llamada cazabobos, que fue utilizada por la guerrilla de las FARC.
Los militares que perdieron la vida son el suboficial Luis Mosquera Borja, el cabo primero Wilmer Álvarez, el cabo segundo Jairo Sandoval y el marinero Sergio Cedeño.
En contexto
Los militares que están en la frontera norte reciben poco a poco los equipos para operar. Los marinos de San Lorenzo, por ejemplo, han recibido radios, municiones y dinero para mantener las cinco lanchas que en el momento operan en la Capitanía de Puerto.