La semana pasada fue mala para el precio del petróleo. El WTI, crudo marcador, cayó en USD 14 por barril y 13% en una semana.
Al viernes 29 de abril, el WTI se cotizó a USD 114 por barril y el crudo Oriente a USD 115. Pero el viernes 6 de mayo el WTI cayó a USD 99.
En una semana se perdió el aumento en el precio que se había acumulado en dos meses. Lo cual nos ratifica lo que ya sabíamos:
-Que el precio del petróleo suba sostenidamente por varios meses no implica que el alza se vaya a mantener indefinidamente;
-Que todo lo que sube, cae, y que la caída es más rápida que el alza. En este caso, en una semana se perdió lo ganado en dos meses.
Cuando la tendencia es a la caída del precio, quienes tienen existencias de crudo pagan por el almacenaje para venderlo a futuro a un precio menor al que lo pueden vender hoy. Por lo que liquidan las existencias, acelerando la caída.
Junto al petróleo, han bajado los precios los otros productos primarios de importancia.
En el pico reciente de fines de abril, el precio del crudo Oriente retornó al nivel de fines de julio de 2008. En aquel entonces le tomó 15 días, hasta mediados de agosto, para caer a USD 100 el barril, lo que ahora tomó solo una semana.
También es cierto, sin embargo, que el que haya caído abruptamente el precio en una semana no quiere decir que continuará a la baja. Se trata de un precio volátil, muy afectado en el corto plazo por motivos especulativos.
La volatilidad del precio la ocasionan los movimientos de los inversionistas financieros. Estos sufren del síndrome de la manada: todos se dirigen en la misma dirección al mismo tiempo.
Bajo otros gobiernos, la caída en el precio hubiese causado una moderada preocupación, por significar menores ingresos. Pero existía un fondo petrolero importante que se nutría de los ingresos superiores a lo presupuestado, y por lo tanto no había que realizar ajustes.
Este Gobierno considera que esa estrategia fue errada, puesto que se guardaba dinero en lugar de invertirlo para crear riqueza.
La estrategia del régimen Correa es aumentar el gasto cuando crecen los ingresos. Funciona mientras que el precio sube, lo cual ha sido una constante excepto durante los meses más álgidos de la gran recesión, el último trimestre de 2008 y el primero de 2009. Pero para entonces todavía quedaban las reservas que acumularon Noboa y Gutiérrez.
Si fuera a detenerse la caída del petróleo en los actuales USD 100 para el Oriente, o si fuera a fluctuar alrededor de esa cifra, la situación fiscal seguiría siendo holgada.
Pero si el precio fuera a caer al nivel presupuestado para 2011, de USD 73, habría que realizar un ajuste importante, puesto que el gasto público sigue subiendo. Los compromisos exceden lo que se podría atender con los ingresos presupuestados.