Jan Vandierendonck, productor y cineasta con experiencia en cinco países de Europa y América. Actualmente es el director ejecutivo del Instituto de Cine y Creación Audiovisual en Ecuador. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
El pasado lunes 19 de marzo del 2018, el ministro de Cultura y Patrimonio, Raúl Pérez Torres, posesionó a Jan Vandierendonck como el nuevo director Ejecutivo del Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA). El productor y cineasta de origen belga habló sobre su plan de gestión.
¿Cuál es la visión institucional que tiene con respecto al ICCA en el inicio de su gestión?
En mi discurso de posesión establecí que mi gestión será de diálogo, en el sentido de entender las necesidades de cada una de las áreas involucradas en la producción audiovisual y alejarme de una visión extremadamente ideológica. La manera de avanzar es hablando y entendiendo a todos.
¿Qué espera de las entidades del Estado que tienen representación en el Directorio y de otros estamentos vinculados al ICCA?
He dicho al Directorio que son representantes de cuatro ministerios (Cultura y Patrimonio, Telecomunicaciones, Industrias y Productividad y Senescyt), que necesito su apoyo, que se comparta información sobre los servicios de sus ministerios, para poder trabajar en conjunto y paralelamente. La falta de información impide desarrollar políticas contundentes en términos de desarrollo.
Durante su posesión en el cargo mencionó que el sector audiovisual es una estructura poliédrica. ¿A qué se refiere?
Quiero decir que el audiovisual es un solo objeto y no varios ni diferentes objetos. Es decir, no sirve mucho producir si no hay distribución y esta no tiene sentido sin salas de exhibición. Hay que conocer bien todas las áreas antes de cambiar una cara de ese poliedro.
También habló de heridas imaginarias y reales. ¿Cuáles son estas heridas?
Una herida real es la intermitencia del apoyo financiero. Otra herida es la burocratización de procesos, visto desde el sector. Pero también hay heridas imaginarias en términos del maltrato y la falta de respeto que se denuncia desde el sector. Ahí también cabe preguntar qué muestra de respeto existe hacia el público por parte de los realizadores en la construcción de las obras audiovisuales.
¿Cómo empezar a tratar estas heridas?
Es necesario conocer cifras reales. Otro aspecto es conocer las relaciones entre las diferentes caras del poliedro, cómo funciona y los problemas que existe entre producción, exhibición y distribución o la relación entre el cine y la TV.
¿Cree que las leyes y reglamentos pueden ser un limitante en la gestión?
Sí, pero limitantes crean oportunidades, es cuestión de ser creativos e inventivos. Es decir, estoy dispuesto a hacer todo lo que permite la ley y también a hacer todo lo que no prohíbe la ley. Hay que ser creativos en cómo se analizan las leyes y ver cómo se pueden lograr los objetivos, eso es parte del deber como funcionarios públicos.
¿Habrá cambios en el sistema de convocatoria al Fondo de Fomento?
Sí. Primero voy a pedir las bases de los últimos 11 años, con la idea de tomar lo mejor de cada proceso. Pero también hay que dar continuidad y trabajar con bases que puedan servir en el largo plazo. También hace falta analizar cuáles serían los requisitos indispensables y otros que restringen el acceso a los fondos públicos.
¿Qué lugar ocupará el público dentro de los planes de su gestión?
Si no hay público para qué estamos haciendo las cosas. Hay que desarrollar el servicio de promoción nacional e internacional, con herramientas de comunicación, pero también a través de la Red de Espacios Audiovisuales, prevista en la Ley de Cultura. La idea es trabajar junto con los Gobiernos Autónomos del país, donde existe infraestructura, para potenciar la circulación del audiovisual, con personal capacitado en cada lugar.