Familias quebrantadas, amistades destruidas; trabajadores que malquieren a los empresarios, compañeros en conflicto, atmósfera de odio y revancha. Aparición espontánea de nuevos ricos, ostentosos e inescrupulosos; amenazas, temor constante, desconfianza, peroratas repetidas, con sofismas, falsedades acomodadas y justificaciones absurdas. Denuncias de ilícitos, enjuiciamientos a los denunciantes, castigo, grilletes o cárcel para ellos. Proliferación de actos de corrupción (ministros, gerentes de las empresas petroleras, vicepresidente de la República), coimas por adquisiciones en diversas áreas: deportivas, industriales, de obras públicas, salud y otras. Asamblea que, por expresiones de uno de sus miembros, tenía prohibida la fiscalización y bajo el pretexto de evitar “shows mediáticos” brindó total permisividad a sonados actos fraudulentos y los blindó con impunidad.
Un Consejo de Participación Ciudadana integrado en su totalidad con amigos y parientes de altos funcionarios del régimen, presto a beneficiar a los concursantes adeptos al gobierno, otorgándoles las más altas calificaciones, mientras hacía caso omiso de los abusos, derroches e incorrecciones que agitaban el ambiente. La justicia, abusivamente intervenida, los trámites judiciales ordenados en las “sabatinas” y automáticamente ejecutados por jueces serviles. Gigantescas costosas obras inservibles (refinerías del Aromo y del Pacífico), sobornos en las hidroeléctricas (Toachi-Pilatón, Manduriacu) Contraloría dependiente del Ejecutivo amputada en su función de evaluar previamente los contratos. 10 años de atraco descomunal.
Y nos piden que olvidemos esta oprobiosa historia y que votemos No, a los afanes de castigar con la muerte cívica a los inmorales que han amasado cuantiosas fortunas en un trueque de lágrimas y de hambre de enfermos y pobres por sus cuantiosos y ocultos capitales; que digamos No a la prohibición de la reelección inmediata, para regresar, insaciables, a incrementar su impura “década ganada” a un pueblo robado, a través de imponer el malsano interés de un individuo por encima del de los demás y que nos pronunciemos por el No a la indispensable reestructuración de ese Consejo incumplidor y manipulado. Quieren que digamos No al castigo a los violadores de niños y que neguemos la anulación de la Ley de Plusvalía que ha frenado la labor de los trabajadores de la construcción. ¡Que ceguera y que cinismo! La intolerancia, la sin razón y el latrocinio desean etiquetar para siempre al país.
No señores, terminó el gobierno que instauró un modelo de corrupción, concluyeron sus desmedidos abusos, llegó el momento de sancionar a los culpables y establecer marcos legales que dignifiquen la patria, con el Si en el voto, en las siete preguntas, se castigará a los corruptos y se enaltecerá la patria. Si el Si.
Columnista invitado