La lanzadera Soyuz, que transporta el satélite europeo de observación de la tierra Sentinel-1A, despegó esta semana del Centro Espacial guyanés (CSG).
El equipo satelital, de 2,2 t de peso y una expectativa de vida de siete años, gravitará alrededor de la Tierra, a cerca de 700 kilómetros de altitud.
Tiene un radar que es capaz de ver la superficie de la Tierra tanto de día como de noche, aunque el tiempo esté cubierto. Por ello, el Sentinel-1A proseguirá la misión que efectuó exitosamente, durante 10 años, el satélite Envisat, que quedó fuera de uso hace dos años.
El Sentinel-1A cumplirá misiones medioambientales como la vigilancia de la superficie marítima, la observación del deshielo de los glaciares, las mareas negras y los deslizamientos de terreno. Este equipo es el único satélite europeo que ha sido concebido específicamente para reaccionar rápidamente en caso de catástrofes naturales, como inundaciones o terremotos y proporcionar las últimas informaciones.
Sin embargo, el próximo año se le sumará el Sentinel-1B, que será colocado en órbita a 180 grados de su gran hermano, para “mejorar” los intervalos de vigilancia de un mismo punto en la superficie del globo.
Una vez operativo, este dúo de máquinas, permitirá cartografiar de forma precisa la totalidad de la tierra cada seis días. El tándem Sentinel-1 tardará en cubrir Europa, Canadá y las principales rutas marítimas de uno a tres días.