[[OBJECT]]Con solo 15 años, Paola (nombre protegido) ingresó por emergencia al Patronato Municipal para dar a luz a su bebé. El psicólogo, que la trató en los días siguientes, halló signos de abuso sexual en la adolescente y hasta llegó a sospechar del padre de la joven madre.
El caso no llegó a la Fiscalía sino hasta cuando se supo de lo ocurrido con Felicia (nombre protegido). La menor de 13 años escapó de casa, luego de que su padre intentara verla desnuda. Ella recurrió a sus profesores para contarles lo ocurrido con Paola, su hermana, atacada por su padre.
Su historia hasta ahora causa conmoción en el Instituto de la Niñez y la Familia (Infa). Hace dos años, éste acompañó a la joven en el proceso judicial. Janeth Borja, funcionaria del Centro de Protección de Derechos del Infa, recuerda que se había iniciado un proceso “muy fuerte” en contra del hombre, que duró alrededor de 2 años. Ellas ingresaron al Sistema de protección de testigos y él recibió prisión preventiva.
El perpetrador de una violación es una persona conocida por la víctima en el 61% de casos, según el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC). De ese porcentaje, el 21% corresponde a un conocido, el 9% a un familiar, el 7% al padrastro, el 5% al novio, el 3% al padre, etc., según el 15º informe del organismo, correspondiente al 2010.
Entre enero y septiembre del 2011, el OMSC registró en Quito 235 violaciones. De estas, el 50% fueron perpetradas en el domicilio de la víctima.
Felicia contó que su padre abusó de Paola en el domicilio. El caso llegó al Centro de Protección de Derechos (CPD) del Infa. Borja dice que el abuso sexual contra menores es frecuente en el seno familiar. “En la mayoría de casos los autores son padres, padrastros, primos, etc. En segundo lugar están profesores”.
La relación de poder del agresor sobre la víctima incide, según la funcionaria, quien recuerda el caso de un maestro implicado en el abuso de una decena de estudiantes. Él habría atacado a sus alumnas -según la denuncia- en el centro educativo donde laboraba.
Napoleón Vásquez, psicólogo educativo y familiar, refiere que hay factores que llevan a la concurrencia de este delito. Uno de ellos es que ahora la mayoría de jóvenes se exponen a inseguridades, por la ausencia de los padres durante casi todo el día. En ese sentido, dice el especialista, “tampoco existe una adecuada orientación sexual de padres a hijos. Los menores se forman solos, al escuchar a otros”.
El Código Penal señala que la violación (cópula carnal usando la violencia) se reprime con una pena de ocho a 12 años si la víctima es menor de 14 años.
El Código reprime otros dos delitos: atentado contra el pudor y estupro. El primero tendrá una pena de uno a cinco años, si la víctima es menor de 14 años. Si tiene menos de 12 años, la pena será de tres a seis años.
El estupro es la relación sexual obtenida con engaños y tiene una pena de tres meses a tres años si la víctima es una mujer mayor de 14 años y menor de 18.
De enero a junio de este año, la Fiscalía registró 2 493 casos por violación en el país. De estos, apenas 201 recibieron sentencia condenatoria, el 8% de las denuncias. En el 2010, en tanto, se registraron 4 669 violaciones: 395 casos recibieron condena (8,4%).
¿Por qué el número de sentencias condenatorias es bajo? El titular de la Fiscalía de Pichincha, Marco Freire, sostiene que hay denuncias falsas. “No se llega a probar con certeza que el procesado sea el causante de la violación. Con este antecedente seguramente los fiscales desestiman el asunto porque la denuncia no tuvo la contundencia debida”, dice.
Felicia no regresó a su casa. Lo que le sucedió le empujó a vivir con amigas. Tras el proceso judicial, el sospechoso fue liberado porque no se efectuó la prueba de ADN. Su esposa, madre de Felicia y de Paola, no quiso que el test se hiciera, para que su marido no fuera a prisión. El Infa perdió el rastro de las menores, aunque Borja presume que habrían viajado a su provincia de origen.
Tenga en cuenta
En caso de ser víctima de abuso sexual, lo recomendable es no cambiarse de ropa ni bañarse. Acuda a la Fiscalía, a las UVC o a los Centros de Equidad y Justicia municipal en Quito. Allí le guiarán a Medicina Legal, donde se realizarán pruebas y se recogerán muestras de laboratorio.
Si un menor de edad le habla de abuso, no subestime su versión. Acuda con el pequeño a la Fiscalía. Esta cuenta con especialistas y un espacio adecuado (cámara de Gesell) para recabar la versión de los pequeños.
Un indicador de que algo ocurre con los niños es su cambio de comportamiento. Preste atención si, de repente, ya no controla esfínteres o tiene miedo de ir a algún lugar.