La medalla de oro que alcanzó la imbabureña Glenda Morejón en los 5 000 metros marcha femenina y el segundo lugar de Frixon Chila en el salto triple en el Mundial de Atletismo Sub 18 en Nairobi-Kenia reclaman cambios urgentes en el plan del alto rendimiento que lleva adelante el Gobierno Nacional a través del Ministerio del Deporte desde el 2013.
El caso de Chila tiene un plus. Repitió la medalla en la misma prueba lograda hace 11 años por su hermano Hugo, en el Mundial de China en el 2006. Hugo es actualmente su entrenador. Después de alcanzar el podio mundial juvenil, su carrera no se proyectó como se auguraba.
Los dos medallistas mundiales no se encuentran incluidos en el plan de alto rendimiento, que entrega ayuda económica a los deportistas y financia sus entrenamientos y participaciones nacionales e internacionales.
También están fuera del plan Yuliana Angulo y Romina Cifuentes, integrantes de la posta 4×100 metros, que se clasificó al Mundial de Atletismo en Londres. Tampoco Carmen Toaquiza clasificada a la maratón , entre otros.
Las fondistas deben pagar de sus exiguas utilidades obtenidas por triunfos en competencias pedestres los pasajes y la pre competencia en Europa, mientras los entrenadores transforman sus hogares en sitios de hospedaje y alimentación.
Estos dramas innecesarios deben terminar. Hay que reestructurar las reglas del plan del alto rendimiento y despedirse de fundamentalismos pensando en el futuro de estos talentos atléticos.
Ellos no reclaman en voz alta porque son extremadamente nobles, pero sus medallas y sus marcas son pruebas de su talento y exigencia. Nada más ni menos que eso.