El jueves, el periodista Christian Zurita fue presuntamente drogado con una sustancia conocida como escopolamina. Según difundió ayer la organización Fundamedios, en su alerta 388, el comunicador estuvo varias horas en estado de inconciencia, pero que al recuperarse se percató de que sus pertenencias estaban intactas y que de su dinero, solo se extrajeron USD 50.
Zurita es uno de los autores del libro ‘El Gran Hermano’. Con Juan Carlos Calderón afrontan una demanda civil por daño moral, interpuesta por el presidente Rafael Correa.
Según las declaraciones recogidas por Fundamedios, Zurita narró que el jueves 10, desde muy temprano, realizaba unos trámites en el edificio del Seguro Social y que tuvo conciencia de sus actos hasta las 10 de la mañana. Sin embargo, dice que los recuerdos de las horas posteriores son muy confusos.
Lo que apenas puede recordar es que se acercó a unas cabinas de Internet, sobre las 10:30, y que luego sintió mareos y confusión. También dice que un individuo le inducía a algo pero que tras recobrar el sentido, comprobó que de los USD 300 que tenía en sus manos, solo perdió 50. Durante el tiempo que estuvo bajo el efecto del supuesto narcótico no realizó ninguna transacción bancaria.
“Entiendo que fui conduciendo hasta el diario sobre las 13:00, pero no sé ni cómo llegué hasta ahí. Solo sé que una vez dentro del estacionamiento me he quedado dormido y mis compañeros me encontraron, sobre las 18:00, y me llevaron a casa y luego al hospital”, dice Zurita.
En las redes sociales fue denunciado con insistencia el percance que sufrió el periodista. Permaneció unas horas bajo observación en el hospital Voz Andes de Quito y, tras realizarle unas pruebas, no encontraron rastro de otros narcóticos.
“Me dijeron que lo más seguro es que se trató de escopolamina, por la forma como pasó todo, pero lamentablemente no se pudo confirmar porque en ese hospital no podían hacerme la prueba de esa sustancia específica”, señaló en su reporte.
Semanas atrás el periodista Juan Carlos Calderón recibió amenazas telefónicas de un desconocido quien le dijo que “ponga las barbas en remojo porque él sería el siguiente”.
Ambos periodistas acudieron el pasado 25 de octubre hasta Washington DC, en calidad de víctimas, para denunciar su situación en la audiencia sobre la situación de libertad de expresión en Ecuador, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).