Toma con el uso de un lente de ojo de pez del estadio internacional de Khalifa en Doha principal escenario de la Copa del Mundo de la FIFA a disputarse en Qatar en 2022. Foto: Karim Jaarfar / AFP
La crisis desatada el pasado 5 de junio del 2017 en la región del Golfo y las acusaciones a Qatar por su presunto financiamiento al terrorismo pusieron al Mundial de fútbol que el emirato organizará en 2022 una vez más en la mira.
El presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Reinhard Grindel, no descartó incluso la posibilidad de impulsar un boicot al afirmar que no deberían jugarse grandes torneos en países que apoyen el terrorismo.
“Aún faltan cinco años para el Mundial. En este tiempo deberían tener prioridad las soluciones políticas por encima de la amenaza del boicot. Pero una cosa es absolutamente segura: la comunidad del fútbol debería estar de acuerdo en que no se pueden jugar grandes torneos en países que apoyen activamente el terrorismo“, señaló Grindel en una entrevista publicada por la propia DFB en su sitio web.
Grindel, que también es miembro del Consejo de la FIFA, reaccionó así a la severa crisis diplomática en la que se vio envuelto Qatar con sus vecinos del Golfo en medio de las acusaciones de que el emirato apoya el terrorismo en Yemen y Siria y a organizaciones como Estado Islámico (EI) y Al Qaeda.
Arabia Saudí, Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto,Yemen y las Maldivas anunciaron en ese contexto la ruptura de relaciones con Qatar, cerraron sus fronteras y exigieron a los ciudadanos qataríes que abandonen sus territorios en un plazo de dos semanas.
En el medio de la escalada, Arabia Saudí cerró la oficina local de la emisora de noticias qatarí Al Yazira y le retiró la licencia. Grindel señaló que está en contacto con el Gobierno alemán para intercambiar información sobre lo que sucede en Qatar y la región.
“Seguimos con mucha atención y preocupación las nuevas y graves denuncias”, indicó. Además, insistió en sus críticas a la situación de los derechos humanos en Qatar, que es acusado desde hace tiempo por las condiciones en las que trabajan los obreros migrantes en las construcciones de los estadios.
“Hemos discutido la semana pasada con Amnistía Internacional sobre la situación en Qatar y en Rusia“, señaló en alusión también al organizador del Mundial 2018. La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), en tanto, optó hoy por el silencio y prefirió no realizar comentarios sobre la situación.
“La FIFA está en permanente contacto con el comité organizador local y los distintos actores involucrados en el Mundial 2022″, señaló el organismo ante la consulta de dpa. “No haremos de momento más comentarios al respecto”. La crisis diplomática y la situación en el Golfo añade un motivo más de preocupación en un Mundial que se ha visto envuelto en la polémica desde su misma adjudicación.
Primero fueron las acusaciones de corrupción tras la doble asignación simultánea de los Mundiales de 2018 a Rusia y de 2022 a Qatar. Luego, las críticas a la situación de los derechos humanos en el país y los problemas de jugar un torneo bajo las temperaturas extremadamente altas del verano local, lo que hizo que la cita sea trasladada a los inusuales meses de noviembre y diciembre de 2022. Y ahora, la inestabilidad política en la región.