La amenazó con dejar que la despidieran si no cedía a sus peticiones. Irene trabajaba hace dos años en una entidad pública, en la cual estaban recortando personal. Su jefe inmediato le ofreció preservar su puesto siempre y cuando accediera a tener relaciones sexuales.
A cargo de su pequeño de 7 años y sola en la capital, la joven de 26 se sintió acorralada, pensó que no encontraría otro trabajo.
Al principio -relata- era un juego. “Siempre que podía me decía cosas como que ‘estaba buena’, y que ojalá me animara a estar con él en algún momento”.
Según el art. 511.1 del Código Penal se considera acoso sexual “al que solicitare favores de naturaleza sexual para sí o para un tercero prevaliéndose de una situación de superioridad laboral, docente o análoga con el anuncio expreso o tácito de causar a la víctima un mal relacionado con las legítimas expectativas que pueda tener en el ámbito de dicha relación”.
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Según la estadísticas de la Policía Judicial, de enero a julio de este año, en el país hubo 406 denuncias por acoso sexual. De esas, la mayor incidencia se reportó en Guayas, con 164 casos, y en Pichincha hubo 100 denuncias.
Tania Moreno, de la Fiscalía de Pichincha, asegura que el acoso está relacionado exclusivamente al poder, a la superioridad de una persona sobre otra en el ámbito laboral, escolar o familiar. “Para que se configure el tipo penal, la persona debe tener un grado de superioridad (poder) para someter a la víctima. Por ejemplo, un policía o un servidor público pedir sexo a cambio de algo o solo decir vamos a un motel”.
Las insinuaciones a Irene fueron cada vez más fuertes hasta el día que corrió el rumor de que varias personas serían despedidas, sobre todo las nuevas.
La joven llevaba un año en la entidad. “Se aprovechó de mi preocupación. Me veía y me decía puedo hacer algo para que la dejen seguir trabajando, si usted se decide, está en sus manos”.
Verónica Espinoza, ex jefa del Departamento de Violencia Intrafamiliar de Pichincha (Devif), sostiene que ese delito y el atentado contra el pudor (es decir a menores de 18 años) pasaron a ser tipificados en el 2004 en las reformas al Código Penal.
Al Devif también llegan mujeres acosadas en busca de ayuda legal y profesional. Para la teniente, hace falta información en este sentido. “Estas personas deben acudir a la Fiscalía y hacer sus denuncias en el departamento de Delitos Sexuales”.
En Pichincha hay seis fiscales que se dedican a receptar y resolver este tipo de denuncias en el edificio ubicado en la calle Vicente Ramón Roca y av. Amazonas.
Moreno afirma que la sanción para este tipo de delitos es de hasta tres años de prisión. La víctima debe acudir a la Fiscalía y dar su testimonio. El victimario es citado a rendir su declaración. “El problema en estos casos es que es su palabra contra la del otro. Es necesario a veces que se presenten testigos referenciales o algún tipo de prueba”.
Moreno considera que es necesario que en el país se agregue una prueba psicológica que demuestre en qué grado llegó a afectarse la víctima por el acoso.
La psicóloga Patricia Montenegro dice que es importante que la víctima reciba ayuda profesional. “Es algo que les puede dejar traumas y, dependiendo del caso, generar un rechazo hacia los hombres”, concluye la experta.
El Municipio de Quito inició desde el martes la campaña ¡Quiero andar tranquila, calles sin acoso! contra el acoso sexual en el trolebús y ecovía. Moreno argumenta que las molestias en la calle y en el transporte público tienen un vacío legal. “Eso no es acoso, debe haber necesariamente un abuso de poder, una subordinación de alguien hacia otra persona, como el de una estudiante a su profesor, por ejemplo”.
Irene no denunció y calló, hasta que perdió su empleo. Su ex jefe la buscaba en su casa y al ver que ella no cedía la amenazó. Contó a su familia de este hecho, fue a la Fiscalía y se cambió de casa.
¿Qué hacer?
Al ser víctima de acoso sexual se debe acudir a la Fiscalía para poner una denuncia en contra del agresor. El trámite es personal y no demora más de 30 minutos. La víctima debe rendir su testimonio y la Fiscalía citará al agresor para que rinda su declaración.
El fiscal a cargo del caso deberá comprobar el vínculo laboral. Puede necesitar documentación que acredite ser compañero y subalterno de trabajo, estudiante o familiar. Los trámites son gratuitos. Incluso la Fiscalía brinda apoyo psicológico y ayuda legal sin ningún costo.
Aunque no es obligatorio es importante que la víctima consiga pruebas que demuestren el acoso, se puede grabar al acosador en un momento oportuno, filmar… . También se puede tener el testimonio de testigos referenciales que no deberán rendir su declaración con la víctima.