Una intensa franja roja se extiende por la costa sur y se interna en el golfo de Guayaquil. Así se grafica, en imágenes satelitales, el aumento de la temperatura superficial del mar en el Pacífico Oriental, justo frente al litoral ecuatoriano.
Ese incremento no es usual. Los valores normales en esta época del año alcanzan los 26,5 °C. Pero el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) ha reportado hasta 28 °C, una elevación que incide en las fuertes lluvias que experimentan las provincias del centro y sur de la Costa.Las proyecciones de institutos internacionales apuntan a que el ascenso de las temperaturas costeras se mantendrá hasta abril y luego empezará a descender.
El Comité para el Estudio Regional del Fenómeno El Niño (Erfen), que agrupa a varias entidades de análisis climático, detalló en su último informe que incluso existen parches donde la temperatura subió hasta 5 °C sobre lo normal, como en el golfo de Guayaquil.
Ese calentamiento genera mayor evaporación. Y facilita un acoplamiento con la atmósfera, donde predomina por estos meses la Zona de Convergencia Intertropical (ZCT).
La ZCT es una especie de cinturón influenciado por vientos del sur y del norte, en el que convergen masas de aire cálido. Particularmente, en este año, el ramal sur de la ZCT tuvo un desplazamiento más rápido de lo normal, incrementando la intensidad de las precipitaciones desde Manta (Manabí) hacia el sur.
Los efectos, en parte, hacen recordar el fenómeno de El Niño del 97-98. Desde entonces no llueve con tanta fuerza en la árida península de Santa Elena, donde lo normal para marzo es 11,4 mililitros y actualmente acumula 119,8 mm. Ni se desbordaban ríos como La Camarona, en el cantón Playas (Guayas), donde el pasado domingo hubo 138 afectados por una inundación.
Sin embargo, los estudios oceanográficos evidencian que no estamos ante un nuevo El Niño. Para probarlo, la oceanógrafa Sonia Recalde, del Inocar, muestra en un gráfico las variaciones de temperatura de las aguas del Pacífico costero en varios años.
Una línea roja muestra un aumento sostenido de aguas cálidas desde finales de 1997 hasta inicios de 1998.
Pero a finales del 2016 hubo valores normales, con una curva que se dispara entre febrero y marzo de este año, un pico muy cercano de la línea de 1998, aunque no alcanza a superarlo.
“En un evento de El Niño, el calentamiento anómalo se mantiene durante meses. Eso no ha ocurrido ahora”, explica Recalde. A esto suma los valores neutrales en el Pacífico Central, esa gran piscina entre Sudamérica y Oceanía que determina la presencia de El Niño (altas temperaturas) o La Niña (bajas temperaturas). Y otros efectos particulares que solo aparecen junto a la costa, como la influencia de corrientes, vientos y montañas.
Por todas estas características, Recalde califica a esta estación lluviosa como atípica. En eso coincide el viceministro de Gestión de Riesgos, Ricardo Peñaherrera, quien agrega que se analiza incluir el 2017 entre las estaciones más fuertes de los últimos años, junto con el 2008 y el 2012.
“Es una estación que empezó tardíamente, porque el comportamiento de enero ha sido diferente a febrero y marzo. Algunas estaciones hidrometeorológicas presentan cifras mayores a las de años intensos, pero no todas. Por eso no ha sido un invierno de características tradicionales”, dice Peñaherrera.
Desde enero del 2017, las lluvias han dejado 14 fallecidos, 5 579 familias afectadas, 593 damnificados, 353 albergados, 117 viviendas destruidas y
4 782 afectadas en todo el país, como reporta Gestión de Riesgos. Manabí, Guayas, Los Ríos y Chimborazo son las provincias más afectadas.
Para Raúl Mejía, coordinador regional del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), el calentamiento costero también tiene una influencia de la corriente de Panamá, que es una masa de aguas cálidas que se desplaza desde el norte.
Mientras que José Luis Santos, director del Programa para el Cambio Climático de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), agrega un elemento adicional, al que varios científicos han catalogado como Niña Modoki. “Este evento se caracteriza por un enfriamiento en el centro del Pacífico, que se mantuvo ligeramente hasta el mes pasado, y calentamiento en los extremos. Es lo que ha pasado”.
Pero no todo es negativo. Las aguas cálidas aceleran la reproducción de ciertas especies pesqueras.
El informe del Erfen menciona la presencia de larvas frente a Salinas (Santa Elena), que aumentarán la pesca de dorado, macarela, chuhueco y caballa dentro de unos dos meses. También, es un buen tiempo para la captura de camarones y langostinos, como reportan en la caleta de El Real, en la península.
Para lo que resta de marzo, los pronósticos indican que continuarán las lluvias entre moderadas y fuertes en el Litoral sur y centro.