Las parteras simularon el ritual del ‘cosido de boca’ durante la presentación del manual, la semana pasada en Riobamba . Foto: Cristina Márquez/EL COMERCIO
Los protocolos de atención en el parto ancestral y las normas para articular esa modalidad de alumbramiento en el sistema nacional de salud se incluyeron en un manual. El documento fue presentado por el Ministerio de Salud (MSP) en un evento que incluyó rituales y obras teatrales.
Este respaldo escrito es parte de un proyecto que se implementó hace casi dos años, cuando al menos 2 000 parteras de varias nacionalidades indígenas fueron identificadas y recibieron capacitaciones para mejorar la atención y evitar la muerte materna.
El objetivo es recuperar y revalorizar los conocimientos ancestrales de las parteras y vincularlas a la atención formal que se oferta en los hospitales públicos. Ellas participarán en capacitaciones frecuentes y también serán consideradas un punto de referencia para las pacientes que deseen un alumbramiento tradicional.
El nuevo manual garantiza que las parteras tendrán más apertura en los hospitales públicos, incluso, pueden acompañar a sus pacientes durante el parto de presentarse complicaciones que le impidieran a la madre dar a luz en su casa.
“Queremos reconocer la sabiduría que hay en las comunidades y animar a las parteras. Con este manual esperamos generar un intercambio permanente de conocimientos”, dice Paulina Jiménez, directora de la Unidad de Salud Intercultural del MSP.
Ella explica que los conocimientos sobre medicina se
intercambiarán. Los médicos guiarán frecuentemente a las mujeres sobre normas básicas de atención, higiene de instrumentos, asepsia en el lugar del parto, y sobre todo a reconocer los síntomas de riesgo que impedirían un parto normal.
Entre tanto, ellas también compartirán sus conocimientos, las propiedades curativas de las plantas y otras técnicas. “El objetivo es reducir la muerte materna, y lograremos eso con un trabajo en equipo. Los conocimientos de las parteras también son valiosos”, afirma Jiménez.
El evento para presentar el documento se realizó en Riobamba, la semana pasada. En Chimborazo se identificaron unas 380 parteras. Ellas ya asistieron a los primeros cursos.
“Aprendimos a identificar los seis puntos de riesgo, como cuando hay sangrado irregular, contracturas o hinchazón. Si identificamos alguno referimos inmediatamente a la paciente a un hospital”, cuenta Francisca Chuqui, partera de la comunidad Guarguallá, situada a dos horas de Riobamba.
Ella aprendió de su abuela y de su madre todo lo que requería saber para ayudar durante un parto. También aprendió a identificar las plantas medicinales que crecen en los páramos y que se utilizan antes, durante y después del alumbramiento.
A diferencia del parto occidental, en un parto tradicional participan los familiares cercanos de la madre y se realiza en casa. La mujer abraza a su esposo o a su madre durante las contracciones y se coloca en cuclillas para facilitar la salida del bebé.
Otra característica de esta técnica son los masajes para acomodar al bebé en el vientre y el ‘manteo’ después de su nacimiento. Según las parteras, eso ayuda a la madre a reacomodar su órganos y huesos.
Carmen Borja, partera del Hospital Andino Alternativo de Chimborazo, participó en la ceremonia de presentación del manual. “Estamos muy emocionadas porque este documento valida nuestro trabajo y nuestros conocimientos. Es una garantía de que esta sabiduría se preservará”.
Ella demostró otra de las funciones que cumplen tras el parto: la ceremonia de cosido de boca. Un ritual en el que la partera simula que cose la boca del bebé mientras le da consejos para su vida, y le sugiere utilizar las palabras para ser un líder, un buen ciudadano y respetar a su mamá.