Ayer, el periódico argentino La Nación, en su editorial, cuestionó duramente la actitud del presidente Rafael Correa durante la XXI Cumbre Iberoamericana de Asunción.
El Mandatario hizo un desplante a la vicepresidenta del Banco Mundial, Pamela Cox, y acusó a ese organismo de ser el “heraldo del neoliberalismo”. Correa se levantó durante a intervención de la funcionaria y dijo que abandonaba el lugar para “no tener que escuchar” a la Vicepresidenta.
Esto, a criterio del diario argentino, fue un acto de descortesía. En su editorial ‘Grotesca intolerancia de Correa’, criticó las posiciones “autoritarias” del Mandatario ecuatoriano frente a varios temas, como la prensa y ahora los organismos multilaterales como el Banco Mundial.
“Correa parece creer que no tiene nada que aprender de nadie. Y que la cortesía hacia el dueño de casa y los demás concurrentes, hacia su propio país y hacia la seguramente sorprendida oradora simplemente no existe. El mandatario ecuatoriano, que dedica buena parte de su tiempo a perseguir a la prensa independiente y a los periodistas que osan criticar su gestión, al dejar su silla vacía ofendió a todos sus pares. Es más, olvidó que la democracia no es debilidad, ni tolerancia es pasividad”.
Este editorial se produjo tres días después de la Cumbre Iberoamericana, a la cual no asistieron los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Dilma Rousseff (Brasil), Cristina Fernández (Argentina) y José Mujica (Uruguay).
“Para el anfitrión, el presidente del Paraguay Fernando Lugo, lo más incómodo del extendido plantón de sus colegas puede haber sido la ausencia de sus tres socios del Mercosur, incluyendo a nuestro país. Pero el acontecimiento que marcó la cumbre estuvo esta vez a cargo del intemperante presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien abandonó arbitrariamente las sesiones cuando hablaba una calificada representante del Banco Mundial, que naturalmente había sido invitada a hacerlo”, señaló La Nación.
El diario consideró que el desplante del Presidente fue una “acción desmesurada”, con la cual “dejó claro que el totalitarismo se delata frecuentemente a sí mismo por su pretensión de absoluta infalibilidad. Por su soberbia, entonces. Y, por sobre todas las cosas, por su profunda intolerancia y su constante falta de respeto. Los totalitarios creen que hay una verdad que no se discute: la de ellos mismos, que está pretendidamente por encima de todas las opiniones de los demás (…). Los desplantes absurdos, como el de Correa en Asunción, sólo evidencian la dramática pequeñez de sus actores”.
Las críticas y la salida de Correa del foro fue noticia en todos los medios de comunicación y agencias de información que cubrieron la reunión. La AFP retrató al Jefe de Estado como “el ‘niño terrible’ de la Cumbre Iberoamericana de Paraguay”.
Para el Banco Mundial, el pronunciamiento y el abandono de la sala por parte de Correa fue un “ataque” contra la responsable del organismo internacional. Según el vocero del Banco, Sergio Jellinek, “el ataque de Correa fue personal y lo lamentamos mucho”, estuvo “fuera de lugar, fue fuera de contexto”.