Todos anhelamos un mundo sustentable, pero cuánta insensibilidad existe respecto a la mayoría de los problemas que provocan la insostenibilidad. Una forma de combatirla es insistir en la gravedad de los problemas y la urgencia de los desafíos. Recordar algunos puede ponerlos en evidencia:
A nivel global, el nivel de emisiones de dióxido de carbono y otros gases provocan un aumento del nivel del mar y fenómenos de clima que cambiará el mundo como lo conocemos hoy. Según la OMS casi 7 millones de personas mueren al año por problemas de contaminación ambiental. Sólo el 3% del agua existente en el planeta es para uso humano, pero menos del 1% es accesible, aún así, más del 60% es usada para riego agrícola y producción de comida animal con grave ineficiencia, mientras una de cada 6 personas sufre de escasez hídrica. 2.500 millones de personas no tienen acceso a saneamiento básico, y según la UNICEF un niño menor a 5 años muere cada 20 segundos por esta causa. De los 7000 millones de personas que habitamos el mundo, 4000 millones viven con ingresos menores a USD 4 diarios, y más de 1 mil millones con menos de USD 1.
En Ecuador hay evidencias preocupantes:
Según el INEC el 83% de las personas consideran que su ciudad es insegura, el 30% de las víctimas no lo denuncian por desconfiar del sistema judicial. El 25% de los niños menores de 5 años sufren desnutrición, más del 70% de las poblaciones rurales aún no tienen alcantarillado, y el 40% carece de agua potable. Sólo el 30% de los padres de familias rurales tienen instrucción secundaria. En lo ambiental, en 5 años el parque automotor ha crecido casi 60%, sólo en Quito se emiten más de 5 millones de toneladas de gases tóxicos por año a la atmósfera. La tasa de deforestación del año 2014 fue equivalente a 61.000 canchas de fútbol, o casi 50.000 hectáreas, mientras el volcán Cotopaxi ha reducido más del 50% su extensión glaciar y los pingüinos en Galápagos están en peligro de extinción.
Más que un artículo alarmista, esto es un llamado a la acción, convirtiendo desafíos en oportunidades. La pregunta clave es: ¿Y cómo te sientes con esto? ¿Te incomoda alguno de estos temas, u otro, como la corrupción, el sufrimiento de los adultos solitarios, la falta de líderes? Si tu repuesta es sí, entonces puedes pasar a otra pregunta: ¿Qué puedo hacer yo? Esta es la forma de dar un propósito esencial a tu vida, y con pasión entregarte a ser parte de la solución de un tema que esté en tu ámbito de influencia.
No resolveremos solos estos problemas tan grandes, pero a través de las comunidades y organizaciones que podemos influenciar, empezando en nuestra familia, barrio, gremio o la empresa en la que trabajamos, nuestro esfuerzo puede ser muy importante. La acción, es el primer paso para una vida con sentido.
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