Benedict Cumberbatch se une a la familia Marvel interpretando a un carismático personaje. Foto: Outnow.ch.
En un intento por sobrevivir al agotamiento de un argumento que se repite una y otra vez, Marvel hace uso de un poderoso mago con el estreno de ‘Doctor Strange’. Aunque no se abandona la idea de un superhéroe intentando salvar al planeta de cuanta amenaza desborde la capacidad defensiva de una vulnerable raza humana, la nueva producción intenta reconquistar el interés del público con un provocativo espectáculo visual y el debut cinematográfico de un héroe poco convencional.
La cinta, que fue dirigida por Scott Derrickson, asume una narración cronológica, en la que ahonda en el nacimiento de este nuevo miembro en la nómina de Los Vengadores.
Antes de ostentar el título de superhéroe, el Doctor Stephen Strange ya se dedicaba a salvar vidas como un famoso neurocirujano, aunque solo podían ser vidas con cuentas bancarias capaces de cubrir sus altísimos honorarios.
Arrogante y egocéntrico, la cómoda vida y la próspera carrera del galeno dan un drástico giro luego de un accidente en el que pierde la movilidad de sus manos. Con una interpretación muy versátil, Cumberbatch hace que su personaje vaya en caída libre hacia la desesperación y la impotencia, solo para que el espectador sea testigo de una profunda transformación, impulsada por La Anciana (Tilda Swinton).
Esta sabia y poderosa hechicera será la puerta de entrada a un universo psicodélico de realidades alternativas, con un impresionante resultado estético que evoca las complejas arquitecturas de Escher.
En un acto de redención, el Doctor Strange se desprende de su interés personal para abrazar el papel de protector universal, para enfrentar a un rudimentario villano encarnado por Mad Mikkelsen, en un filme que dosifica bien el humor, la acción y el drama.