A su arribo a Guayaquil lo primero que hizo fue agradecer a Dios y a su familia, que lo esperaba ayer ansiosa en el exterior del hangar del Aeroclub, anexo al aeropuerto José Joaquín de Olmedo, en el norte de la ciudad.
El ex vicepresidente Alberto Dahik Garzozi arribó a Guayaquil a las 19:15, luego de una escala en Quito, y tras 12 horas de viaje desde Costa Rica, donde permanecía autoexiliado desde 1995. Una de las primeras cosas que hará en su tierra natal, será “comer ceviche y cangrejitos”.
Apenas salió de la pequeña sala de espera, el ex vicepresidente del gobierno de Durán Ballén fue rodeado de una miríada de periodistas. Vestía una camisa polo blanca y pantalón gris. Con una barba cana y lentes de grueso cristal, el también ex ministro de Economía de León Febres Cordero se mostraba sonriente.
Abrazó con fuerza a sus hermanos, Natalie y Álvaro, y a un agrupo de amigos, muchos de ellos ex funcionarios y dirigentes del Partido Conservador.
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Leonardo Escobar, ex ministro de Agricultura del gobierno de Lucio Gutiérrez, trató de permanecer a su lado en la atropellada rueda de prensa que se preparó a su arribó a Guayaquil. La prensa no lo permitió. ¡Solo Usted, Economista, solo Usted!, le gritaron.
“Si hace seis años dije que no tenía ningún odio, ningún resentimiento, lo confirmo ahora, yo vengo con un objetivo fundamental: ver a mi padre, que está enfermo, saludar a mis amigos”.
La llegada de Dahik se materializó luego de que el presidente de la Primera Sala de Garantías Penales de la Corte Nacional de Justicia, Hernán Ulloa, revocara la orden de prisión que pesaba en su contra. El ex vicepresidente está acusado de supuesto peculado, por el caso denominado como Gastos Reservados.
El proceso se inició por una denuncia que fue presentada en agosto de 1995, por los entonces diputados socialcristianos Xavier Neira y Rafael Cuesta. Ellos acusaron ante la extinta Corte Suprema de Justicia (CSJ) que dos secretarios de Dahik depositaron en cuentas privadas 1 100 millones de sucres en 27 días.
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Dahik salió del país en octubre de 1995, luego de que el presidente de la entonces Corte, Carlos Solórzano, ordenó su prisión preventiva por la querella penal.
“Voy a preparar mi defensa que será espero muy pronto: Son 16 años, posiblemente el más largo de los últimos 60 años en el Ecuador”, manifestó.
Dahik acudirá el lunes a la Corte Nacional, para cumplir con la disposición de Ulloa de presentarse ante él, cada 15 días. El abogado Javier Vivas, quien dijo que liderará la defensa de Dahik, expresó que regresa a realizar su defensa dentro de un proceso donde se le dispuso orden de prisión “solo concebible en una mente retorcida como la del doctor Carlos Solórzano Constantine”.
Dahik evitó profundizar sobre la forma en que asumirá su defensa, desde el próximo lunes. “Lo más importante para mi en este momento es mi familia, las navidades por primera vez en 16 años en mi país”, manifestó.
Sobre su permanencia indefinida en el país, el ex Vicepresidente dijo que tendrá que pensarlo bien: “Tengo una vida hecha allá, un trabajo, y mantengo a mi familia, no puedo tomar decisiones dramáticamente rápidas”.
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Dahik tampoco quiso referirse sobre una potencial incursión en la política. “Es aún muy temprano para hablar de eso”, dijo antes de concluir la rueda de prensa.
Inmediatamente se embarcó en un auto Kia, junto con su hermana Eveline, y su esposa Ana.
A las 19:36, el automóvil sedán gris se detuvo al frente de un edificio de seis pisos, en el centro comercial de la ciudad. El vehículo entró directamente a un área de parqueo, dentro de la vieja edificación en medio de las cámaras.
Una hora antes, el ingreso de personas al edificio era inusual. Juan Parrales, el portero, tenía la orden de cerrar con llave la entrada principal y abrirla solo cuando llegaran personas autorizadas.
La mayoría subía al piso 5. Allí viven los papás. Su padre, Alberto Dahik Safadi, de 92 años, está delicado de salud, por lo que el ingreso de una enfermera daba la pista de que recibía atención especializada, para prepararlo ante el encuentro con su hijo.
El portero, quien trabaja para la familia desde hace 25 años, fue testigo de cómo en los últimos dos días el patriarca descendía en ascensor en silla de ruedas, a inspeccionar su negocio.
Abajo, en el mismo edificio, funciona la Importadora Dahik, un tradicional local de venta de telas. “Ha tomado fuerzas. Debe ser de la emoción de ver a su hijo”, dijo emocionado el canoso portero.
La familia Dahik se preparaba para pasar junta esta Navidad.
Familiares y amigos del ex Vicepresidente se reencontraron. Con una torta decorativa preparaban la anhelada bienvenida.
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