Fabrizio Noboa da clases hace nueve años en el Colegio de Administración y Economía de la USFQ. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Fabrizio Noboa es un economista especializado en estrategia, familiarizado con el mundo de los negocios y la gestión; pero, sobre todo, Fabrizio Noboa es una persona con un sentido común muy desarrollado, que no sucumbe a los cantos de sirena con los cuales el papeleo, aún hoy, pretende dominar el mundo.
¿Tú, al igual que muchos, también odias el papeleo?
Totalmente. Yo creo que no hay nadie en el mundo a quien le guste el papeleo.
Nadie, a excepción de los burócratas, y no solo públicos, porque hay también burocracia privada.
Diría que incluso a los burócratas tampoco les gusta.
¿Ah, no?
Yo diría que no; en algunos casos se ven obligados. He tenido conversaciones con servidores públicos que me han dicho: “La ley del servidor público me obliga a hacerlo. No me puedo salir”.
Pero hay personas cuyo trabajo es poner un sello.
Claro. Entonces, digamos que no se oponen al papeleo, porque dependen de él, pero no creo que les guste.
¿Por qué para el cerebro humano promedio el papeleo es un invento del diablo?
Porque te hace perder tiempo. Nosotros tenemos una inclinación natural a ser lo más eficientes posible; unos más que otros, quizá. Y no sé si el desarrollo tecnológico y las redes sociales también nos han forzado a buscar más rapidez.
¿Cómo?
Ahí veo dos explicaciones posibles, y son tonterías, pero en las redes sociales uno cuelga una foto y tiene retroalimentación a los 10 segundos. Y lo otro son los videojuegos; pongamos estos de guerra como ejemplo: empiezas a jugar y, plin, te sale: “Ahora haga esto y tiene más municiones”. Y lo haces y está bien…
Pasas al siguiente nivel.
Claro. Entonces cuando vas a la vida real y quieres comprarte una casa o sacar un crédito o una matrícula, te preguntas: “¿Por qué esto es tan lento, por qué implica tantos pasos?”.
¿Qué lugar tiene el papeleo en el mundo de la inmediatez? ¿O ya no lo tiene y debería desaparecer?
Debería desaparecer; el papeleo no tiene lugar en una sociedad como la actual.
¿Hay razones por las que sí deben existir los trámites?
Lo que justificaría su existencia sería tener una sociedad más organizada. Porque hay casos en los que la gente puede abusar e impactar negativamente al resto.
O sea que sirven para convivir racionalmente.
Para conseguir una sociedad con estándares mínimos de convivencia. Ahora, eso no justifica la existencia del papeleo en sí, porque si tuviésemos una sociedad más madura, más autocrítica, independiente y respetuosa, no tendrías que poner tanto papeleo.
Eso sí.
En Ecuador tenemos un letrero de No Estacionar y la gente se estaciona, con la justificación de que es solo un ratito. Si la gente fuera responsable no se necesitaría el trámite del no sé qué, e ir a verificar el no sé cuánto. Es un tema de confianza y de convivencia.
¿A mayor responsabilidad, menor papeleo?
Yo diría que sí. Estaba justo revisando datos del ‘doing business’ que, por ejemplo, mide tramitología: cuánto tiempo gasta un empresario en declarar sus impuestos, cuántos días tarda en abrir un nuevo negocio, etcétera, etcétera. Y te das cuenta de que las sociedades más desarrolladas son las que están más arriba.
Son más eficientes, ¿no?
Muchísimo más, porque se necesita cumplir con menos pasos y en menos tiempo. Menos papeleo. Me parece que eso es evidencia de la confianza mutua; y funcionan mejor.
¿Cuáles son las señales de que un proceso necesario está camino a convertirse en una tortura de papeleo?
Cuando son muchos pasos y están muchos agentes diferentes involucrados empieza a ser tortuoso. Que llegues a un sitio a hacer el trámite y te digan que tienes que ir a hacer el pago en otro lugar y tengas que salir; y cuando ya pagues, regresar pero para ir a otra ventanilla y en otro piso…
¿Aquí no tenemos mucha idea de qué es la tramitología y hemos asumido que es el arte de acumular trámites, en lugar de lo que es: el arte de facilitarlos?
Estoy convencido de eso y te digo dos cosas que pasan mucho, tanto en el servicio público como en el privado: nos ponemos muy poco en los zapatos del cliente, en cómo va a ser su experiencia. El proceso más bien se construye de manera unidireccional y en el otro sentido: qué necesito yo para asegurar que esta persona me dé toda la información para que yo no tenga ningún problema. Entonces es: yo necesito copia, yo necesito que la firma no sé cuánto, yo, yo, yo…
Finalmente, ¿quién se beneficia del papeleo?
Nadie, absolutamente nadie. Como discutíamos al principio, quizá solo justifica la presencia de ciertos puestos de trabajo, tanto en el sector público como privado y en ONG.
Además de paciencia, ¿qué hace falta para salir airoso de un papeleo?
Hace falta tiempo. He visto gente que está dispuesta a cargarse cualquier procedimiento porque dice: “Dispongo de todo el día; mi objetivo de hoy es salir con todos estos documentos”. Otro tema es el apoyo, por eso existen los tramitadores; para poder sobrevivir a todos esos procesos es importante tener el apoyo de alguien más. Pero yo sería partidario de que hay que oponerse al papeleo. Una manera puntual de oponerse sería exigir a todas las empresas, públicas y privadas, que tengan un buzón de sugerencias de uso obligatorio.
Quien vive la experiencia sabe dónde están las fallas.
Así es.
Haz un ‘top 3’ de cosas que podríamos hacer en lugar de estar haciendo trámites.
Si yo no tuviera que hacer trámites, leería más. A esta sociedad le hace muchísima falta leer más, y leer libros de literatura, de todo tipo.
Faltan dos.
Capacitarnos en nuevas tendencias; por ejemplo, en big data, lenguajes de programación nuevos, marketing digital, cosas de este estilo, para conectarnos con el mundo de hoy. Y luego, cosas que nos conecten más con nosotros mismos: jardinería, danza…
Cuando estás haciendo un trámite largo, ¿qué aprovechas para hacer durante el papeleo?
Normalmente estoy leyendo noticias en Twitter. Actualizándome.
Para no sentir que has perdido el tiempo, ¿no?
Sí, es para sentir que no estás perdiendo el tiempo y, claro, lo pierdes menos.
Y también te sientes menos frustrado.
A mí me sirve, porque en clases yo puedo abundar con información actual.
¿Cuál es el trámite que aborreces?
Es que hay varios, pero te diría que comprar una casa.
¿Piensas morirte en la casa que compraste?
Probablemente. Un préstamo hipotecario no lo volvería a hacer nunca más en la vida.