Se espera que la sonda Osiris-REX llegue a la órbita de Bennu en el año 2018 e inmediatamente comience a cartografiar el asteroide. Foto: Wikicommons
La NASA lanzó el pasado miércoles 6 de septiembre de 2016 el cohete espacial Osiris, con la finalidad de llegar al asteroide 101955, mejor conocido como Bennu. La misión es en esencia similar a la de la sonda Rosetta, que fue lanzada en 2014 para orbitar alrededor del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. En ambos casos, el propósito es recoger datos sobre elementos orgánicos que puedan dar una aproximación a la creación del Sistema Solar.
Bennu es un asteroide que las agencias espaciales han estudiado durante más de una década. Tiene alrededor de 490 metros de diámetro y su acercamiento al Sol ondea entre la órbita de la Tierra y la de Marte. Su periodo máximo de rotación rodea las cuatro horas.
Video: YouTube, cuenta: NASA Goddard
El asteroide roza la órbita terrestre, por lo cual existe la posibilidad de que en algún momento colisione con la Tierra. Sin embargo, las probabilidades de que esto ocurra, según científicos de la NASA, son de 1 entre 1 500, explica en un artículo la BBC.
La preocupación de los analistas es la radiación generada en el asteroide por los rayos de luz solar. Al elevar su temperatura, Bennu emite radiación térmica hacia distintas direcciones. Esto se conoce como el Efecto Yarkovsky, que puede llegar a alterar su órbita. Así, el riesgo de colisión con la Tierra podría aumentar con el paso del tiempo.
Sin embargo, según reporta la revista Scientific American, en caso de una colisión con el planeta, el asteroide no cuenta con las dimensiones necesarias para causar un daño en la superficie terrestre. “No estamos hablando de un asteroide que podría destruir la Tierra“, afirma Dante Lauretta, investigador principal de la misión Osiris.
“No es ni de cerca la cantidad de energía que se necesita para un impacto“, aseguró el encargado de la misión en respuesta a titulares de prensa que días atrás sugerían un posible apocalipsis.
Se espera que la sonda Osiris-REX llegue a la órbita de Bennu en el año 2018 e inmediatamente comience a cartografiar el asteroide, medir su velocidad y movimiento y recoger muestras de material orgánico e inorgánico para poder descifrar su composición.