Al realizar una radiografía de cómo les ha ido a los diferentes sectores productivos durante el primer semestre, los resultados no son nada alentadores: caída en el sector de la construcción, bajas ventas en el mercado automotor, pérdidas en el segmento de agencias de viajes… y la lista de perjudicados continúa. Entre las principales causas que han ocasionado ese comportamiento se identifican la contracción económica que acarrea el país desde el año pasado, la aplicación de las salvaguardias, las nuevas reformas tributarias, la pérdida de miles de empleos, el recorte en el Presupuesto del Estado, etc.
Pero el aspecto que por ahora genera más impacto en las bajas ventas tiene que ver con el incremento del impuesto al valor agregado (IVA), que pasó del 12% al 14% y que se encuentra vigente desde el 1 de junio.
De cara al segundo semestre, este tributo se muestra como uno de los temas que más incidirá en las decisiones de compra. Frente a ese escenario y para evitar más pérdida de mercado, las empresas han adoptado como una estrategia inicial, asumir esa diferencia de dos puntos del IVA. ¿Será sostenible en el tiempo? Eso dependerá de cómo respondan los clientes y si efectivamente ese incremento se mantendrá durante un año. Al menos así lo contempla la Ley Solidaria.
Además, si las empresas quieren ganar consumidores debieran apostar por mejorar su productividad y una de las acciones inmediatas involucra a la optimización de costos; además, tienen que innovar para ofrecer productos y servicios novedosos.
Si una empresa sigue haciendo lo mismo, los resultados no cambiarán; más aún, en una época en la que el consumidor es más analítico al tomar una decisión de compra, en la que predomina el precio ante la calidad.
¿Qué otras acciones se pueden poner en marcha para atraer al consumidor? La única opción parecería esperar que el entorno económico mejore. ¿Es posible en el corto plazo? Muy difícil; la economía está golpeada y los consumidores cuidan su bolsillo.