Parecía que las ‘flappers’ se tomaron el Centro Cultural Metropolitano en la noche bohemia del sábado. Las mesas circulares se acomodaron perfectamente como en los años 20 para expectar el show de pasacalles, vals, teatro y poesía de los artistas.
Era el cierre de ‘Alma mía’, la exposición que reflejó el simbolismo y la modernidad en Ecuador de 1900 a 1930.
La muestra, que recopiló gran cantidad de obras de arte producidas en las tres primeras décadas del siglo XX, buscó revelar el misterio de una época histórica y artística poco conocida en el país.
Y eso fue justamente lo que se presentó en el patio del Museo Alberto Mena Caamaño con al menos 200 asistentes.
Aunque la acústica no permitió tener un sonido impecable, el público disfrutó con los actos, sobre todo de baile. Trajes coloridos y con decenas de capas adheridas a un corsé llamaban la atención.
Los encantos de las bailarinas inyectaban el ánimo y aún más cuando sacaban a los visitantes a acompañarlas en la pista.
En los pasillos del lugar, en cambio, ‘bob cuts’ se observaban por doquier. Los collares de perlas y las cintas con flores que adornaban la cabeza de varias mujeres eran bastante solicitadas para las fotografías.
‘Alma mía’ es el proyecto más grande de Quito en los últimos años en donde participaron siete sedes para no solo conmemorar los 35 años como Patrimonio, sino revelar que aún existe una herencia cultural.