La diversidad y opciones de la moda también han proyectado el liderazgo de la mujer, señala la diseñadora Anabel López. Foto: Vicente Costales/EL COMERCIO
Almudena Grandes, cuando despuntaba el destape de los ochenta en Madrid, causó un pequeño revuelo con su obra ‘Las edades de Lulú’.
Una novela que con el tiempo se ha ido opacando y es un ejemplo de cómo en esos años se seguía pensando (conservadoramente) que las edades de la mujer atraviesan cánones o experiencias vitales definidas: despertar pasional, carrera profesional, matrimonio, divorcio…
Justamente, desde España, Carol Sunrise (seudónimo en redes sociales de la ecuatoriana Emilia F.) lo desmiente. Ella tiene 18 años y ya ha juntado algunas etapas vitales en esta ‘licuadora de los tiempos’ modernos.
“Ni siquiera me fijo en la edad que tengo y qué debería estar haciendo o no según ese número”, dice. En el parque El Retiro es muy admirada como tatuadora y artista gráfica. Quiere empezar contra corriente: vivir con su joven pareja y ver a futuro adónde le llevan sus proyectos.
“Las nuevas oportunidades que el mundo moderno presta a hombres y a mujeres, genera diferentes y renovados ciclos de vida. Las edades ya no son sinónimo de un rol. Si algo te puede señalar la edad es quizá una memoria. En nuestra cultura, como signo del machismo, se indica a la mujer una edad para esto y otra edad para esto otro”, señala el psicólogo Santiago Mancheno.
La psicología del desarrollo es una rama de la psicología que estudia los cambios conductuales y psicológicos de las personas, durante el periodo que se extiende desde su concepción hasta su muerte, y en todo tipo de ambientes, tratando de describirlos y explicarlos en relación con el propio sujeto, a fin de poder llegar a predecir los comportamientos.
Siguiendo esta línea se diría que para cada edad hay una tarea. Pero Blanca Herrera contradice este paradigma. A sus 78 años ella mira su vida como otra oportunidad de renovarse: ahora ella emprende por enésima vez un proyecto económico. Tiene hijos de 55 años y quiere volver a las aulas para estudiar idiomas o leyes.
“Vivo más retos, el mundo hoy abre más caminos y estoy conscientes que unos años más o menos no son un límite”, dice.
Paulina Palacios, investigadora de derechos humanos y de igualdad de género, advierte que desde hace no más de cuatro décadas la mujer ha tenido mayores accesos a la preparación académica.
Esto ha derivado en que se vaya aumentando la cantidad de bachilleres, de profesionales técnicas, de licenciaturas. “Esta educación sistemática de la mujer deriva en un cambio de actitud ante sus procesos de vida y roles. Por ejemplo, podemos pensar en el matrimonio como una etapa de la vida que antes era dada a una cierta edad. Hoy la mujer, debido a sus nuevos enfoques ha ido dilatando el matrimonio. Y hay muchas que ya no lo contemplan en ningún tiempo”.
Las cifras del INEC, por su parte, dicen que el 44,1% son madres por primera vez entre los 15 y 19 años. En tanto que, del total de madres, el 51,5% corresponde a mujeres entre los 20 y 29 años.
Nelly Corrales, estilista, tiene 45 años, y al decirlo guarda reserva “pues la sociedad también ha estigmatizado los años”, dice ella, y añade: “ por haber cruzado una edad surge el prejuicio”. El 51,2% de mujeres vive en las ciudades.
“Suelo salir siempre con mis amigas a bares y divertirme, igual que cuando era universitaria”, cuenta Nelly, quien es también ama de casa Una de cada tres mujeres son jefas de hogar . Esto corresponde al 28,4% (INEC).
Mientras, el divorcio en la mujer, desde el 2000 al 2014, oscila entre los 35 a 39 años; según el catedrático Miguel Vaca, la mujer a los 30 años vuelve a reinventarse y emprende nuevas carreras profesionales.