Rodrigo Mendieta, analista económico de Cuenca. Foto: Giovanni Astudillo / EL COMERCIO
Debate
Así estamos:
La caída en el precio del barril de petróleo, en paralelo con una fuerte apreciación del dólar frente a otras monedas, sirvió de detonante para una recesión que ya se pintaba gris al finalizar el año anterior.
Todos los pronósticos advirtieron un 2016 complicado, que seguramente se verá muy afectado por el lamentable terremoto de Pedernales (registrado en abril pasado) y el período electoral que se viene para el próximo año.
Pero lo peor es la ausencia de medidas que, sin dejar de lado la reconstrucción del Litoral afectado por el sismo, apunten a menguar la caída de la producción y el empleo en todo el país, e impriman confianza en los diferentes agentes económicos.
Mucho del análisis económico se ha centrado en las causas del problema que, en el fondo, siguen siendo las mismas recesiones pasadas. Es decir, la sobre dependencia que tiene el país del petróleo y la limitada oferta exportable.
También están las estructuras productivas con bajos niveles de productividad, los mercados concentrados, las disparidades sectoriales y las territoriales; en fin, todos los ingredientes para sostener escasos niveles de competitividad.
Las salidas:
Sin embargo, el Ecuador tiene condiciones para salir de esta situación, evitando que la recesión se prolongue. Para ello, la clave es utilizar lo que tenemos, aprender de los errores que se cometieron y apuntar hacia otro lado.
En octubre del año pasado, un grupo de economistas académicos del Ecuador propusimos una serie de acciones para ejecutarse en el corto y en el mediano plazos.
No solo se ha hecho caso omiso de estas propuestas, sino que se han tomado medidas completamente opuestas.
Entre ellas, aún es posible anotar la necesidad de fomentar la inversión revisando la carga de costos impositivos y laborales que recaen sobre el sector productivo.
Es importante fomentar las alianzas entre los sectores público y privado, abriendo la posibilidad a proyectos de menor envergadura; así como vender las empresas incautadas y analizar la posibilidad de concesiones de ciertos servicios públicos.
De igual modo, se propone reducir el Impuesto a la Salida de Divisas y que ese sirva como una señal para favorecer a la inversión extranjera y atraer más capitales.
También, se plantea la necesidad de focalizar los subsidios a los combustibles a favor de los grupos de mayor vulnerabilidad social, reduciendo no solo el alto peso económico que este gasto representa, sino propendiendo a una eficiente asignación de los recursos públicos.
Para el sector externo también existen propuestas importantes. En este ámbito se requiere una reducción de los impuestos a las exportaciones, así como de los aranceles para productos e insumos tecnológicos y materias primas.
Pero sobre todo, resulta vital el acuerdo que el Ecuador tiene pendiente para firmar con la Comunidad Europea, que es el principal destino de nuestras exportaciones no petroleras, cuyas negociaciones pueden verse afectadas con la mantención de las salvaguardias, que fueron extendidas por el Gobierno.