El cementerio General de Guayaquil este domingo 8 de mayo del 2016. Foto: Francisco Flores / EL COMERCIO
Mareas de deudos fluían desde muy temprano, este domingo 8 de mayo por las puertas del Cementerio General de Guayaquil, en el centro de la urbe.
El camposanto- nombrado Patrimonio Cultural de la Nacional– recibió a miles de personas que buscaban pasar un momento de reflexión al lado de la tumba de sus seres queridos.
A unos 25 metros de la Puerta 11 del camposanto patrimonial, en la calle Pedro Menéndez, Ángela Acosta arrancaba con sus manos la yerba que brotó con el invierno y cubrió la tumba ubicada en el suelo, en las faldas del cerro que domina el cementerio.
Acosta llegó temprano para evitar el tumulto de deudos que deambulaban apretujados entre los corredores flanqueados por bloques de bóvedas. “Aquí tengo a mi tío, y también a mi abuela y a dos primos. Mi mamá tiene 84 años, pero está enfermita y por eso no me puede acompañar”.
A 200 metros de allí, en el ingreso por la Puerta 12, Marco Sacoto pintaba la tumba de su madre, fallecida hace 17 años, a los 70 años de edad. Sentado con las piernas cruzadas, el hombre pasaba en silencio la brocha colmada de pintura blanca sobre los bordes de la cripta, en la parte inferior de un interminable bloque de tumbas.
Marco Sacotto todos los años por el Día de la Madre le da mantenimiento a la tumba de su mamá. Foto: Francisco Flores / EL COMERCIO
Como todos los años, Sacoto acudió este domingo para retocar la tumba y recordar a su progenitora en silencio. “Vengo en el Día de la Madre para agradecerle todo lo que me dio en vida”.
El Día de la Madre, que para quienes visitaron los cementerios lo dedicaron a la recordación y el recogimiento, fue para otro una oportunidad de ingresos extras. Carlos Tapia recorría los mausoleos con una pequeña escalera de madera. Es albañil y cada primer domingo de mayo llega bien temprano al Cementerio General para “retocar” las tumbas de quienes requieran de sus servicios, a cambio “de cualquier contribución voluntaria”.
Si se trata de limpiar con brocha y renovar los ramos de flores en los nichos más altos, la contribución superaba el dólar. Como Tapia, otras cinco personas hacían la misma labor.
El Cementerio General de Guayaquil se llenó de flores el Día de la Madre. Foto: Francisco Flores / EL COMERCIO
Afuera, a lo largo de la calle Pedro Menéndez, centenares de ambulantes cubrían la acera con la venta de ramos, arreglos florales de todos los tamaños y tarjetas con mensajes dedicados a los que ya no están.
En el Panteón Metropolitano ubicado en el kilómetro 8 de la vía Perimetral, en el noroeste del Puerto Principal hubo liturgias desde las 10:00 hasta las 12:00, como homenaje al Día de la Madre. En este camposanto, también administrado por la Junta de Beneficencia de Guayaquil, hubo una exhibición de arte sacro a cargo del artista plástico y arquitecto Fabricio Valverde.