Varias familias festejaron el Día del Amor y la amistad en el parque de La Alameda, en Quito. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Las calles del norte y centro norte de la ciudad lucían vacías la mañana de este domingo 14 de febrero, el Día del Amor y la Amistad. Avenidas como la 10 de Agosto, 6 de Diciembre, la República, Los Shyris, y la Patria lucieron con escasa circulación peatonal y vehicular, al menos hasta las 10:30 cuando los comerciantes de flores, chocolates, globos empezaron a ocupar los parterres de las avenidas.
En el Centro Histórico las ventas de estos artículos se extendieron por la calle Chille, por La Marín y los alrededores de las plazas. Las vendedoras no se quedaban en un solo puesto y caminaban ofertando arreglos de USD 0,50 hasta USD 1,50. Se trataban de una flor plástica con una tarjeta pequeños detalles al paso para el ser querido.
La plaza de San Francisco, fue un sitio de encuentro de parejas y amigos, así como de familias que disfrutaron de teatro callejero.
Entre las parejas se encontraba la conformada por Carlos Flores, de 22 años y su novia. Ellos caminaban de la mano y tenían una agenda entre museos y restaurante. “El Centro es un lugar bonito para estar en pareja”, comentó.
Evelyn Torres, de 22 años, estaba con su hermana sentada en una banca de la Plaza. La hermana de Evelyn, Lady sostenía un globo que decía ‘Te amo’, era para su novio. Evelyn esperaba a su grupo de amigas con quien celebraría el Día de la Amistad.
En el Parque La Alameda las parejas y las familias aprovecharon este día de descanso para hacer múltiples actividades. Las flores, las pulseras y los peluches no faltaron, los vendedores se acercaban a las parejas a ofrecer estos artículos para que se los obsequien a su ser querido.
En los botes no navegaban solo las parejas, a algunas las acompañaban sus hijos pequeños.
En el muelle de la laguna, Mariana C. sostenía un ramo de flores que le había regalado su pareja desde hace dos años, Carlos R.
Ambos estaban emocionados de compartir juntos esta fecha, el año anterior Robles estaba de viaje y no pudieron estar juntos. Ellos, después de La Alameda, tenían previsto ir a comer algo especial en un lugar cercano.
En las áreas verdes de este tradicional parque, recostadas o sentadas bajo la sombra de un árbol parejas y familias compartieron el día.