José Quinteros (14), de Liga, intenta esquivar al zaguero Elvis Bone (31). Foto: EL COMERCIO
Fue el debut poco auspicioso. Los jugadores albos se desperdigaban por la húmeda cancha del estadio Jocay, en búsqueda de un orden, de una contundencia que nunca llegó.
Liga fue ayer una suma de confusiones ante el Delfín y perdió sin atenuantes en su estreno en el torneo 2016.
Claudio Borghi sorprendió en su estreno como entrenador de los albos. Decidió darle la responsabilidad del ataque a Edson Puch, el talentoso ofensivo chileno, que no jugaba un partido oficial desde mayo, cuando defendía al Huracán argentino. El araucano era el encargado de finalizar las jugadas de ataque de otros dos futbolistas de buen pie, como Diego Morales y Brahian Alemán, este último fue el fichaje estrella de los albos.
Pero el plan no salió como estaba previsto. Carlos Tenorio, el único 9 con el que cuentan los albos en la actualidad, miraba el partido desde la banca.
En el segundo tiempo, cuando ingresó a la cancha, su aporte tampoco fue efectivo. Al poco tiempo de su presencia en cancha, el Delfín, un equipo de obreros incansables, logró ponerse en ventaja con un golazo del argentino Maximiliano Barreiro.
Había una sensación de justicia en el estadio Jocay, que contó con masiva presencia de seguidores del Delfín y una numerosa barra de los visitantes. Los ‘cetáceos’, sin dominar tanto, hacían gala de pragmatismo. Flavio Caicedo manejaba los tiempos del partido y adelante ‘Maxi’ Barreiro generaba confusión en la zaga visitante, en donde Norberto Araujo no tuvo una de sus mejores tardes. Pero no solo él: su compañero de zaga, Luis Romero, mandó un balón a su propia puerta.
Al final del juego, un autocrítico Borghi reconoció que el equipo no realizó una buena presentación. “Esto está empezando e iremos conociendo mejor al equipo y a los rivales”.