La cita de la Celac en Quito es una tribuna más en donde los representantes de los gobiernos se tomarán todo el tiempo para reiterar el llamado a “trabajar en una verdadera integración para erradicar la pobreza”. Quienes se empoderarán de este tema en los discursos oficiales, sin duda, serán los mandatarios que han hecho de los pobres su mejor carta política.
La Celac comenzó en el 2015 a delinear una estrategia de cinco ejes de trabajo: eliminación de la pobreza extrema, fortalecimiento de la educación superior, definición de una postura sobre el cambio climático, infraestructura para comunicación y financiamiento para el desarrollo. El objetivo de este cronograma es alcanzar resultados positivos hasta el 2020, aunque la crítica situación económica por la que atraviesa la región y las diferencias políticas de quienes acuden a este cónclave son los principales obstáculos a superar.
Mientras en América Latina al calor de los discursos se debaten estos temas, hace pocos días concluyó en Davos (Suiza), la cuadragésimo sexta edición del Foro Económico Mundial, con la presencia de unos 2 500 líderes, entre mandatarios, representantes de organismos multilaterales, empresarios, etc. Allá se discutió el futuro de la economía mundial y se puso sobre la mesa un tema que representa grandes desafíos: la IV Revolución Industrial, marcada por el desarrollo tecnológico y la “inevitable pérdida de empleos”. El impacto se verá en todas las industrias, aunque probablemente los sectores salud, energético y financiero, tendrán mayores pérdidas en los próximos cuatro años. Estos son temas que también debieran ser parte de la agenda regional.
El Foro Económico ha enlistado las 10 principales habilidades que serán necesarias en el entorno laboral del 2020. Las tres primeras son: la resolución de problemas complejos, la capacidad de pensamiento crítico y la creatividad. ¿Cómo enfrentarán los países de AL este nuevo escenario? Habrá que esperar que terminen la retórica y los discursos.